BILBAO. “Con la obra invitada queremos sorprender al público y también sorprendernos a nosotros mismos”. Así definió ayer Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes, el objetivo de la “desconcertante” y a la vez “bella” creación que formará parte de la pinacoteca bilbaina hasta el 19 de abril.

Enmarcada en el programa de La obra invitada que el Museo bilbaino lleva a cabo desde hace 18 años, patrocinada por La Fundación Banco Santander, la obra de la colección Comme des Garçons de la diseñadora japonesa Rei Kawakubo, forma parte de la colección otoño-invierno 2016 de la firma pret-a-porter. La pieza pertenece a la colección del Palais Galliera (Museo de la Moda de París), centro que estuvo ayer representado por su directora Miren Arzallus.

Es, como explicaron ayer, la primera vez en estos 18 años que se presenta una creación de moda, ya que en las ediciones precedentes se han mostrado mayormente pinturas, así como esculturas u obras sobre papel. Del mismo modo, como destacó Arzallus ayer, es la primera vez que se presenta esta obra. Sin embargo, el Museo, aunque en contadas ocasiones, sí ha tenido “contados pero notables precedentes” en las muestras Balenciaga. El diseño del límite y Los años 50. La moda en Francia 1947-1957, celebradas en 2010 y 2015.

Por su parte, Maria Beguiristain, directora de Arte y Exposiciones de la Fundación Banco Santander, aseguró que la diseñadora “por un lado establece un diálogo entre la moda del tejido de seda del siglo XVIII así como del estilo punk del XX”. Y es que Kawakubo “diseña ropa radical con conciencia global”.

Es una creación de “una enorme creadora”, según Arzallus, una de las más influyentes, una diseñadora de vanguardia feminista de lo que se llamaría la escuela japonesa que invade París en los años 80. Así, la directora del Museo Parisino destacaba que presentó su primera colección en 1981. Mientras que al principio se situó al margen del calendario de la moda en París, en el año 1982-1983 se enmarcó dentro de él con una colección caracterizada por la ruptura con el canon de belleza, que destacaba por el negro en la que se compone por prendas inacabadas, agujeros, oversize...

Se erige con otros creadores como Yamamoto como creadora de referencia internacionalmente, pero anuncia un cambio radical con el que comienza a llamar a sus creaciones “objeto para el cuerpo”, dentro de la cual se sitúa la obra del Bellas Artes. Prioriza la experimentación formal y innovación en la silueta que recuerda a Balenciaga, según Arzallus. Esta colección tenía referencias tanto al punk como a la moda del siglo XVIII.

Como explicó Miren Arzallus, tanto en el armazón como el brocado floral, recuerda a las estructuras internas que daban forma a la moda del siglo XVIII en Versalles, la industria de la seda de Lyon. Y también destacan otros elementos como el deshilachado, inacabado de los bordes o los zapatos cubiertos de pelo sintético despeinado, “otro elemento irreverente que hace alusión al punk”. Todo se asocia en una misma obra. Por otro lado, la diseñadora japonesa concibe sus creaciones siempre en tres dimensiones, por ello, para interpretarla en su totalidad es necesario rodearlas.

Cada diseño de la casa Comme des Garçons es, según incidieron ayer, un manifiesto. Y es que Kawakubo apuesta siempre por la deconstrucción de las prendas desde su primer desfile en París en 1981 hasta que en 2014 sus siluetas se transformaron en “imponentes estructuras”.

Aunque son interpretables, las temáticas de los diseños de la japonesa quedan a merced del público, ya que Kawakubo nunca ofrece una explicación de las mismas. ¿Por qué? Porque como explicó son raras las entrevistas que concede la diseñadora, pero según recordó Beguiristain, la diseñadora decía que “no necesitas hablar conmigo, solo necesitas mirar la ropa, lo que quiero decir esta ahí”.

La obra invitada

“El programa de La obra invitada sirve para generar conocimiento y ampliar la perspectiva de la colección de este Museo”, aseguro Beguiristain, que añadió que “amplía fronteras o las derriba exponiendo piezas que establecen un diálogo entre las distintas artes”, como se demuestra en esta ocasión, presentando una pieza de moda que comparte espacio en la Sala Ñ del Museo con otras artes, como la pintura.

Además, no es la primera vez que la pinacoteca bilbaina colabora con el museo parisino ya que hace años, tal y como recordó Zugaza, se expuso en Bilbao, también bajo el comisariado de Arzallus, aunque en aquel momento todavía no dirigía el Palais Galliera. Una colaboración que los dos directores se mostraron esperanzados de prolongar en el tiempo. Además, Zugaza recordó a Arzallus, entre risas, que la última obra invitada del Museo cuelga del techo, ya que gustó tanto que el Bellas Artes decidió hacerse con la figuras colgantes de Juan Muñoz.