crooner’, atemporal, clasicismo o melancolía son palabras asociadas al compositor, guitarrista y cantante Richard Hawley, que estos días cumple dos décadas de carrera tras su paso por el grupo indie Pulp. Further (BMG) es su octavo álbum, en el que reincide en su universo sonoro, con sus baladas sentidas y líricas, aunque con un repertorio más directo y rápido. Quería explicar “mi mensaje” como “si fueran balas”, explica.

Hawley (Sheffield, 1967) es un magnífico cantante y un destacable compositor, experto en baladas de melodías orquestadas de referencias clásicas. Y en ambas facetas rezuma sensibilidad este músico que, en ocasiones, nos remite al legado de Chris Isaak, Phil Spector, Walker Brothers y Roy Orbison, y que pasó por grupos menores como Longpigs hasta que Jarvis Cocker, líder de Pulp, uno de los grupos más importantes del brit-pop, le permitió tocar la guitarra en la recta final de la banda.

Se cumple el vigésimo aniversario de la carrera de un autor que ha puesto a Sheffield -con discos y temas que remiten a emplazamientos locales y a su historia- en el mapa y que ha dejado álbumes inolvidables como Coles corner o Lady’s bridge. Con sus gafotas a lo Buddy Holly y su tupé rockabilly, rompió con su imagen de crooner sensible con los guitarrazos y la psicodelia de Standing at the sky’s edge (2012), para regresar en Hollow meadows (2015) a terrenos “más calmados” y sin la profusión habitual de sus orquestaciones. En un punto intermedio se sitúa Further, su octavo disco.

Hacia el futuro Sin referencias a Sheffield en su título por vez primera, este CD, en el que vuelven a colaborar sus productores Colin Elliot y Shez Sheridan, prefiere mirar hacia adelante (further) aunque, escuchado, está lejos de romper con su pasado. “Ha sido un reto mantener el tempo un poco más rápido y haciendo que las canciones no superasen los tres minutos”, comenta Hawley. “Me preguntaba si podría expresar mi mensaje como si fuese una bala; si aún sería capaz de hacerlo”, apostilla.

Further agrupa once canciones cortas, con varias que no alcanzan los tres minutos. La idea, reconoce su autor, era tocar “como si no existiese un mañana”, explica Hawley en alusión al tema que abre el disco, Off my mind, en la que sorprenden sus guitarras furibundas, con ecos de los Oasis psicodélicos, en la que canta “no puedo sacarte de mi mente, no importa cómo lo intente”. Esa urgencia eléctrica se aprecia también en piezas rocks como Is there a pill? y la casi vintage Galley girl, que ofrece una letra y un ambiente cercanos a la leyenda folk.

Si le sumamos el ritmo juguetón de Alone y el guiño stoniano y con armónica de Time is, ésas son las piezas de Further más dinámicas. El resto sigue fiel a sus eternas y sensibles baladas, adornadas por majestuosos arreglos orquestales. A la cabeza se sitúan el tema titular, que incorpora leves arreglos country, la melancólica Emilina says, la más sencilla Not lonely o esa maravilla que cierra el disco titulada Doors, en la que le canta a pastillas que abren puertas a parajes misteriosos.

Padres e hijos Y por encima de todas esas baladas destaca My little treasures, que le ha costado grabar doce años. Hawley canta en ella “de joven no podía seguirte/cuanto más viejo más me acuerdo de ti/y por un tiempo beberé por ti con mi copa llena de rabia”. Es un tema dedicado a su padre, que surgió del encuentro con dos de sus mejores amigos tras su muerte en 2007.

Compitiendo en lirismo y romanticismo lírico con esta balada con escobillas jazz aparece Not lonely, en la que se habla de soledad y de la necesidad de todas las personas de vivir su propia vida. “Firmaste todos los papeles para una casa... tus sentimientos son tuyos bajo ese techo”, canta Richard. “Estamos tan bombardeados por cosas tan odiosas que nos pasan que decidí escribir algo realmente amoroso. Esa canción trata de la etapa a la que espero que lleguen nuestros hijos, en la que puedan tener un lugar propio, poder encontrar su propio espacio y disfrutar de él”, concluye el británico.