Donostia - La afición al canto del tenor Gillen Munguía se remonta a su juventud y a sus vínculos familiares. Su abuelo fue Carlos Munguía (1921-2012), también tenor donostiarra vinculado al Orfeón como solista durante varios años. Cuando Gillen tenía 13 años fue a ver Rigoletto y se quedó “maravillado” con el género clásico y con el “poder que podía tener la palabra en la música”. Ahora, con casi 30 años reside en Italia, donde ha debutado en varios teatros. “Después de tantos años de estudio, después de tantos proyectos”, el tenor ha conseguido “cantar profesionalmente” y publicar su primer disco, Lexía. Lo presentó ante el público en Donostia, donde estuvo acompañado por el pianista e investigador Josu Okiñena, músico que le acompaña en esta aventura.

Munguía ha lanzado un disco de cincuenta minutos compuesto por quince canciones en italiano, francés y euskera, producido por la sección Classical de la major Sony Music: “Llegar hasta aquí, ahora, me hace retornar a mis orígenes y pensar en ese joven chaval de 13 años que se quedó maravillado por primera vez con la música cantada y creo que hemos conseguido lo que estábamos buscando”. Loa-loa, Leengo denboretan y Anderegaya, de Félix Lavilla, son los tres temas en euskera que comparten álbum con otros de Reynaldo Hahn, Henri Dupac, Ottorino Respighi o Francis Poulenc.

Para Okiñena la variedad de idiomas en Lexía permite enseñar “la exquisitez” del tenor a la hora de manejar distintas lenguas y también demuestra “cómo aprende lo textual y lo hace musical” a través de la palabra. A juicio del pianista, Munguía ha alcanzado “unas cotas de absoluta excelencia” como cantante de cámara, además de ópera, como demuestran sus actuaciones en el teatro Comunale de Bolonia, en el Regio de Parma y en el Donizzeti Festival de Bérgamo.

Ambos músicos han trabajado durante año y medio en este disco, del que Munguía, que decidió dedicarse profesionalmente al canto hace ocho años, afirmó sentirse satisfecho con la selección del repertorio y con el resultado. “Ha sido un placer elaborarlo durante este tiempo, trabajar en la selección del repertorio, en experimentarlo, en observarlo desde mil ángulos, en probar opciones atrevidísimas que no tienen nada que ver con muchas de las grabaciones existentes. Creo que se presenta algo absolutamente nuevo de un repertorio totalmente conocido”, expuso, por su parte, el pianista.

centrados en la estética En este primer disco, pianista y cantante se centran en la estética surgida a principios del siglo pasado, periodo al que reconocieron que se sienten “muy vinculados”. Para ello, buscaron “romper con la tradición”, retornar “al comienzo del conocimiento, a volver a interpretar las partituras como una primera vez, sin las ataduras” del pasado. “Hemos encontrado esta maravillosa música que nos ha facilitado tantas diversas maneras de poder interpretar”, expuso el tenor donostiarra.

La presentación al público de Lexía tuvo lugar en un concierto organizado por el Ateneo Guipuzcoano, un evento “muy especial” para el tenor por tres motivos: ser la puesta de largo de su ópera prima, hacerlo con su “amigo” Josu Okiñena y actuar en el “corazón de Donostia”.