Bilbao - El director de grandes largometrajes como El orfanato, Lo imposible o El monstruo viene a verme, que llegó ayer a la capital vizcaina, destacó en rueda de prensa que “hay que pelear por que los cines estén protegidos”, ya que admitió que “ver una película en la televisión no es comparable a verla en el cine”.

Ha recibido múltiples premios a lo largo de su carrera, pero ¿qué supone la ‘Estrella del Fantástico’ que premia su labor en el género?

-Para mí es muy especial poder acudir al FANT, que es un festival del que llevo años oyendo hablar y, además, para recibir un premio, por lo que es una doble satisfacción.

¿Qué supone el género fantástico para usted?

-Para mí el género fantástico supone una manera de contar historias muy interesante. Es una herramienta muy útil para desenmascarar la vida y la sociedad en la que vivimos. Utilizas una gran mentira como es el cine, que todavía es más grande cuando es cine fantástico, para desenmascarar la realidad y extraer la verdad. El fantástico me parece el género por antonomasia para entrar en la psicología de los personajes, para poder extraer esa verdad de la realidad en la que vivimos.

¿Es un camino para reflejar la realidad?

-Para reflejar la verdad. Es muy diferente a la realidad.

¿A qué se refiere?

-Que si ponemos aquí una cámara grabando no nos va a decir nada, pero si la pongo y elijo un determinado plano y pongo una determinada luz, quizá pueda hacer una interpretación que resulte más verdadera para el público.

Como director, todas sus películas invitan a la reflexión.

-Sí, siempre trato de hacer películas que lleguen al público y que le haga pensar. Yo creo que está bien que la película siga creciendo en tu cabeza una vez que has dejado el cine.

¿Hacer uso de muchos efectos especiales o fantasía en los largometrajes dificulta que el mensaje llegue de una manera clara? ¿Que impere lo visual?

-Es un riesgo que existe cuando haces películas como Un monstruo viene a verme, donde los efectos especiales podían comerse la historia, pero te tienes que ceñir a aquello que te emocionó cuando leíste la historia, e intentar que el tamaño de los efectos no se coma nunca la historia.

¿Es importante que las películas tengan ‘su marca personal’, que se note que es ‘una peli de Bayona’?

-Es una cosa que sale de forma inconsciente. Cada elección al rodar una película hace que cambie totalmente lo que se verá en pantalla. Si nos das el mismo guion a Almodóvar, a Spielberg y a mí, será totalmente distinto. A partir de ahí es cuando cada director desarrolla su lenguaje.

Ahora se cumplen veinte años desde que hizo el cortometraje ‘Mis vacaciones’... ¿Cómo valora su trayectoria hasta ahora?

-Esperaba hacer cine, y es lo que quiero seguir haciendo toda mi vida. He llegado y espero poder mantenerme aquí. Para mí, hacer películas era el sueño a alcanzar, no me proponía hacer una película de superhéroes; me proponía hacer cine. Por eso, llegar a hacerlo es un premio y seguir haciéndolo a día de hoy todavía más.

¿Qué ha supuesto trabajar con un director como Spielberg?

-Ha sido una alegría poder sentarme con él y hablar de cine, de las escenas que íbamos a rodar... tenía un poco de miedo a trabajar con él porque es una persona que he admirado desde niño, y tenía miedo de que esa imagen se cayera, pero tuve una gran relación con él y fue una gran ayuda.

Ha defendido que hay que ver películas pequeñas al igual que las más grandes o taquilleras.

-Creo que nuestro bagaje cultural se enriquece de las películas pequeñas al igual que de las medianas y grandes. Hay que seguir apostando por ellas, y sobre todo en el cine. Yo recuerdo haber visto películas que me marcaron mucho en el cine, que hoy en día tendrían muy difícil su acceso a las salas. Por eso, es importante apostar por ellas.

Admite que no es lo mismo verlas en casa que en el cine...

-He visto muchos clásicos en casa y los he disfrutado; y a la vez he tenido la suerte de disfrutar desde niño de pelis en el cine, cosa que es totalmente diferente. Estar en una sala oscura, con gente que no conoces, riendo, llorando? Son experiencias muy diferentes. Pero creo que son compatibles y que hay que apostar por ambas.

Aunque su carrera profesional comenzó con cortos, lo que le alzó a la popularidad fue ‘El orfanato’, un largometraje.

-Es normal, la distribución de los cortos no tiene el mismo alcance, pero no podría haber hecho El orfanato sin hacer los cortos que hice. Eso llegó gracias al apoyo que recibí por mis trabajos previos. Tuvieron mucha visibilidad, pero hasta entonces, no hice lo que quería hacer: cine en formato largo para pantalla grande.