Bilbao - El próximo día 19, José Luis Zumeta cumplirá 80 años, de los cuales más de sesenta los ha dedicado a la pintura. “Cuando no pinto, la pintura está en mi pensamiento. Es pasión, se podría decir que es una dedicación casi total, toda mi vida ha girado en torno al arte”, confiesa el artista de Usurbil, que trabaja con la misma fuerza e ilusión que cuando tenía 17 años y descubrió que quería dedicarse a pintar.

José Luis Zumeta llegó ayer a Bilbao acompañado de su hija Usoa, estampadora y editora, con la que comparte estudio desde hace siete años en el barrio Txikierdi de su localidad natal, para ver in situ cómo había quedado la exposición que la Galería Juan Manuel Lumbreras le dedica hasta el 11 de mayo con ocasión de sus 80 años. Son 32 obras, doce témperas y veinte óleos, de los que siete son de gran tamaño, que el creador vasco ha creado en los dos últimos años. “Soy pintor rápido. Tengo más cuadros en mi estudio que he realizado en los últimos meses. Siempre he tenido esa forma de trabajar muy rápida, me sale mejor. Si lo pienso mucho, enseguida vas a lo conocido. Yo prefiero dejarme guiar por la intuición. Lógicamente, tengo temporadas que no me sale nada, pero si tengo una racha normal, no digo estupenda, pinto con mucha rapidez”, confiesa Zumeta, a quien nadie le enseñó a pintar, fue aprendiendo embadurnando lienzos.

Energía y vitalidad Sus pinceles han destruido tópicos. En una época en la que imperaba la pintura figurativa, sus figuras perdieron su definición de líneas y trazos, explosionando en una composición de tonalidades, rojas, azules y amarillas. En la actualidad, a sus casi 80 años, sus obras transmiten la misma energía y vitalidad de aquel joven que decidió dejar a los 18 su trabajo en un taller como dibujante gráfico y poco después se trasladaba a París, buscando las vanguardias artísticas. “Nadie me aconsejaba que me dedicara al arte, todo lo contrario, me decían que no fuera tonto, que me dedicara a otra cosa, pero no hice caso. Además, aquí no había información, era imprescindible salir; entonces París era todo, la capital de arte del mundo”, señala uno de los pintores vascos más reconocidos.

En la capital francesa descubrió a pintores abstractos como Budd, Appel o Jorn. Allí se encontró también con Ruiz Balerdi: “Siendo los dos de Donostia, no nos conocíamos. Fue una gran ayuda para mí”. En 1965, participó en la fundación del grupo Gaur junto con Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, Rafael Ruiz Balerdi, Remigio Mendiburu, Sistiaga, Amable Arias y Nestor Basterretxea. “¡Suenan tan lejanos aquellos tiempos! Me resulta muy raro hablar de ello ahora. ¡Ha pasado tanto tiempo!”, confiesa.

A Zumeta se le ve satisfecho de cómo han quedado sus cuadros en la Galería Juan Manuel Lumbreras. Son una selección de los que guarda en el interior del estudio que tiene en lo alto de Usurbil, refugio artístico de este pintor guipuzcoano, en el que cuadros de distintos formatos llenan cada rincón. La mayoría son inéditos, no han salido de ahí más que para mostrarse en la galería vizcaina.

Mucho color Ya de joven se desenvolvía con libertad entre los colores. Y sigue haciéndolo. Las obras que acoge la galería tienen mucho color, como todos sus trabajos. Para el guipuzcoano, el color es emoción y a través de las emociones se crea una energía que da sentido a las cosas.

Sin embargo, en esta exposición, el negro está más presente. “Es posible que sea una forma de señalar más la forma, los límites... Además, el negro se nota más porque tienen mucho blanco. Esta exposición es de colores más limpios. Mis colores son más bien puros, no uso paleta. El color va directamente, sin mezclarse, al lienzo”, explica.

Al pintor, el lienzo le va indicando el color que debe usar: “Es el principio. Este me lleva a la forma y a la historia que se cuenta. Son escenas cotidianas, aunque comprendo que a muchos les resulta difícil verlas de esa manera, pero son lo que son”. Confiesa que nunca ha tenido miedo al lienzo en blanco: “Hay que perderle el respeto, una vez que pongo los colores, inmediatamente te exige hacer algo, a ver dónde voy, pongo esto, quito lo otro...”.

Nuevas tecnologías Zumeta combina obras de gran tamaño con creaciones realizadas en formatos más pequeños. Muestra de ello son algunas obras realizadas durante su estancia en Buenos Aires, donde suele pasar los inviernos. “Trabajo allí en papel, en cosas más pequeñas. Por lo demás, no me influye trabajar fuera de mi taller”, explica el artista guipuzcoano.

¿Y las nuevas tecnologías? “A veces, hago pequeños bocetos con iPad. Si se me ocurre alguna idea, ahí queda. Es rápido, pero en realidad, son pequeños datos, anécdotas que no siempre empleo para la pintura”.

Para José Luis Zumeta la situación actual del arte es muy complicada. “Los pintores lo están pasando mal porque la situación es difícil, no se vende nada, las galerías están cerrando, hay poco interés público, no hay apoyo de ningún tipo. Lo veo difícil sobre todo para la gente joven que no es conocida, que no se ha hecho un nombre. La cultura, en general, ha pasado a un segundo plano. No sé hasta qué punto los pintores, los escritores tienen una vida fácil. También nosotros en nuestra época lo pasamos mal, tuvimos que sufrir la posguerra, pero la situación ahora es diferente. No tendría que ser tan complicada”.

vista atrás Reconoce que se encuentra en una buena época: “Tengo las ideas bastantes claras, soluciono las cosas con cierta facilidad, de alguna manera salen solas, fluyen con cierta soltura”, asegura, mientras se reafirma en que sigue “teniendo ganas de decir, de pintar. Es inevitable seguir pintando mientras viva. Un pintor nunca se jubila, nunca deja los pinceles. No tiene sentido otra cosa, no se puede dejar. Es una especie de vicio, de droga...”

“Si echo la vista atrás, no cambiaría. Sería pintor”, dice rotundo uno de los artistas más representativos de la pintura vasca de posguerra, cuyas obras están presentes en importantes museos como el Bellas Artes de Bilbao, el San Telmo de Donostia, Artium de Gasteiz o el Museo de la Concordia de Santiago de Chile.