eN busca de registrar las imágenes de las tierras frías, Iratxe Fresneda, cineasta, investigadora y profesora del departamento de Comunicación Audiovisual de la UPV/EHU, completó el documental metacinematográfico Lurralde hotzak, exhibido como proyección especial en el Festival de Cine Español de la ciudad francesa de Nantes para retornar hoy a Iruñea y mañana al Bellas Artes, a partir de las 19.30 horas.

Lurralde hotzak, la segunda parte de la trilogía sobre el “registro” que Fresneda inició en 2016 con Irrintziaren Oihartzunak, que continuará en un futuro con Tetuán, es un viaje de miles de kilómetros que comienza en Euskal Herria y avanza hacia el norte. Se trata de una búsqueda de la gradación de la “luz de color miel” hacia la “luz del norte” de las frías tierras. Una primera “inspiración” de esta película nació de la propia tesis doctoral de la realizadora, Los estereotipos de mujer en la obra cinematográfica de Lars von Trier. Ese acercamiento al audiovisual escandinavo le llevó a investigar su sistema audiovisual y de producción.

El “introspectivo” documental de la vizcaina es un “deambular” en torno al “estatus de la imagen en nuestros días: cómo miramos, qué vemos y qué retratamos”, al tiempo que reflexiona sobre la “obsesión” de registrarlo todo de la sociedad actual. “Tiene que ver con eso y con la idea de recuperar aquello que hemos ido dejando de lado en el tiempo, con la llegada de las redes sociales y la masificación de las imágenes, así como la importancia que tienen los audiovisuales de archivo, ese patrimonio que es muy desconocido”, explica la doctora en Comunicación Audiovisual. Lurralde hotzak, que se pudo ver por primera vez en el último Festival de Cine de Gijón, es una cinta “con muchísimas capas” y “líneas narrativas” que posibilitan llegar a diferentes espectadores interesados por ese concepto de imagen, que permite “trasmitir formas de ver el mundo, ideologías e, incluso, invisibilizar muchas realidades”.

deambular El camino, que Fresneda recorrió en solitario cámara al hombro, comenzó en Euskal Herria y pasó por Aragón, Alemania, Suecia, Dinamarca e Islandia, “lugares que han sido escogidos también por ciertas obras cinematográficas y autores que tienen que ver con la imagen”. Ahí se sitúan artistas de la animación, fotógrafos y cineastas, entre otros.

Entre los nombres que muestra Fresneda en su filme, diferenciado en dos partes, se encuentran dos mujeres vascas. La cineasta de animación Begoña Vicario y Eulalia Abaitua (1853-1943), la primera fotógrafa vasca. Además, también para este proyecto ha recuperado metraje de los Ikuska, que en 2019 cumplen cuarenta años. “A la hora de montar la película, esta fue una de las secuencias más bonitas”, afirmó.

En ese “deambular”, intenta reproducir el espíritu de obra de la cineasta y poeta “bastante desconocida y, a la vez, bastante importante” Rut Hillarp. A su vez tienen peso “grandes nombres”, como Wim Wenders, Von Trier, del cual la cineasta ha podido registrar todo su atrezo gracias a la productora Zentropa, Theo Angeolopoulos o Victor Erice.

“Viaje introspectivo” Fue un viaje por etapas, que comenzó hace unos cuatro años con la búsqueda de las localizaciones y el bocetado. El rodaje dio inicio en mayo de 2017 y culminó en marzo del año pasado.

Iratxe Fresneda reconoce que fue un “viaje introspectivo”. “Es mi mirada, he ido yo sola con la cámara, mirando, observando, camuflándome entre los paisajes y las gentes. Al final ahí queda gran parte de ti misma como cineasta y como investigadora del cine. Se mezcla la persona en todo ello”, relata, al tiempo que clarifica que ella no se deja ver ante la cámara.

Se trató de “soledad buscada y necesaria”; un ejercicio, en su caso, para “poder pensar, escribir, leer, concentrarse y crear”. La vizcaina se define como una “cineasta gato”, que disfruta de la “soledad”, que no concibe como algo negativo, “aunque a veces pueda resultar muy dura, porque hay que apartarse de los seres queridos para poder crear”. “Las tierras del frío tienen que ver a veces con ese frío que sentimos cuando nos da miedo estar en soledad, cuando nos sentimos aislados o somos personas desconocidas en algunos lugares”, explica.

Lurralde hotzak ha sido un trabajo “importante” para la autora porque le ha permitido “conocerse”, también, como cineasta, proceso del que se siente complacida al conseguir demostrar fuerza para sacar adelante “un proyecto tan loco y disparatado”.

‘Tetuán’ Con Irrintziaren Oihartzunak, que sigue la vida y obra de la cineasta navarra Mirentxu Loiarte, Fresneda inauguró su trilogía sobre el “registro”, que aborda desde el “registro de las imágenes en nuestros días, del patrimonio audiovisual, de lo que dejamos en los márgenes, de la memoria, de la idealización”.

Aunque se encuentra en plena promoción de Lurralde hontzak, lo compagina con los trabajos de la pieza Tetuán que cerrará esta trilogía, como la búsqueda de coproducción, la redacción del guion y el descubrimiento de las localizaciones.