TIEMPO y olvido son las grandes ventajas del verdugo. Los aliados con los que siempre cuenta. Son conscientes de ello. Por eso es necesario que mantengamos intacta la memoria contra la barbarie”. Esta frase de Miguel Ángel Sosa es la que abre el teaser de la obra Barro rojo, idea que refleja a la perfección lo que quiere trasladar el autor. Y es que Javier Liñera ha querido trasladar esa idea a su obra, que narra la vida de una persona homosexual encerrada en un campo de concentración.

La función que se ofrecerá mañana en el Teatro Arriaga a las 19.30 horas está protagonizada por el mismo autor, Javier Liñera, bajo la dirección de Daniela Molina y Linda Wise y según el autor “aborda la memoria histórica desde el punto de vista LGTBI, así como la memoria histórica en general, no solo del colectivo”, ya que la obra narra la historia de un hombre gay que fue encerrado en un campo de concentración europeo y en las cárceles de Franco. La cuenta en forma de viaje su propio sobrino, la transformista Amelia. Entre los dos, irán alternando el pasado y el presente, conjugando también el drama y la comedia.

Para ello, el autor llevó a cabo un trabajo de investigación, haciéndose con multitud de documentos y archivos, así como haciendo entrevistas a personas que vivieron esa situación. Así, el personaje principal engloba todos esos casos. “Conseguí historias de vida y lo que hice fue coger trozos de vidas reales y ficcionarlas, y contar en una vida muchas de ellas. A mi me sirvió para contar una realidad, en la historia de una persona”, admite el autor.

Para abordar la temática del colectivo LGTBI en la época de campos de concentración y cárceles franquistas, el autor se vale del personaje del sobrino, un transformista. “Lo hago porque fueron los que empezaron el movimiento en Nueva York y Barcelona. Las travestis, transformistas, las que tenían mucha pluma... los más castigados son precisamente los que se pusieron delante y lucharon. Luego fueron olvidados y casi escondidos”. Por eso, mediante la obra el autor los ha visibilizado, cumpliendo así uno de los objetivos de la función.

Aunque la obra pretende hacer un ejercicio de memoria, el autor admite que no es un teatro documental. Para ello, incluye esa parte cómica y de cabaret que pretende huir de ese género. “La parte del cabaret se introduce para mostrar que esto es un espectáculo. Mostrar que aunque lo que se está contando sucedió de verdad, es un espectáculo, así no te vas al drama ni al victimismo, que es de lo que quería huir yo”, destaca Liñera.

Por eso, además de conjugar el pasado y el presente también incluye la comedia. “Empieza siendo un drama y se rompe. Juego con ese contraste de comicidad, parece que va a pasar algo pero luego no”. Por otro lado, en la parte dramática hay “cierto lirismo”, ya que el autor admite que no quería que la historia fuera tan cruda. “A pesar de lo que lo que ha pasado el movimiento LGTBI, siempre hay una celebración”, asegura Javier Liñera.

Además del ejercicio de memoria, el autor admite que la obra también implica un homenaje. Por eso hay un momento de la obra en el que los nombres de las personas en las que se ha inspirado la función aparecen en escena. Y es que como destaca el autor “lo que ellos y ellas han vivido nos ha servido para que el resto estemos mejor”.

La idea de abordar la temática de las personas homosexuales en los campos de concentración surgió según Liñera cuando “intentaron cargarse la ley del aborto, la ley de trabajo... yo pensaba en la gente que había luchado por conseguir todo eso, y la sangre que había caído y pensaba: no podemos olvidar que ha habido gente que para que estemos como estamos y para que tengamos los derechos que tenemos ha peleado y ha muerto”.

Y es que el autor admite que “en el olvido cabe todo, te olvidas de todo. No sabes de dónde vienes y para mí eso es muy importante. Hay que tener cuidado con lo que olvidamos porque podemos volver a repetirlo”.

Por eso, el autor de la obra destaca que es importante “no olvidarnos de nuestro pasado para saber cuál es nuestro presente y nuestro posible futuro y siempre hacerlo desde la vitalidad”, zanja el dramaturgo, mensaje que intenta trasladar en Barro rojo, la que ha sido su primera obra en solitario.

Galardones Tras estrenar la obra hace más de tres años, la función sigue en escena, aunque al principio según admite Liñera “la idea era hacer unas seis funciones en total”. Además, Barro rojo se ha hecho con multitud de galardones a lo largo de los años, como el de mejor espectáculo en el Indifest o la nominación a mejor autor revelación en los Max.