El bilbaino Pablo Almaraz regresa con un disco “peliculero”

Bilbao - El cantante, armonicista y compositor Pablo Almaraz lleva colaborando con diferentes grupos e impulsando bandas como Basin Street Café o Voodoo Santos desde hace 15 años. El bilbaino recupera su carrera en solitario con un tercer peldaño titulado The roadside king, en el que este músico de blues gira hacia terrenos más country rock y atmósferas “más desnudas y acústicas” con un trabajo “narrativo y peliculero”.

Músicos y bandas vizcainas como The Reverendos, Edu Basterra, Lomoken Hoboken o James Room conocen bien a Almaraz, un currito de la música que sale adelante con múltiples colaboraciones, proyectos y clases particulares. Nombre de referencia al hablar de armónica y de blues en Euskadi, el bilbaino retoma ahora su tercer paso en solitario con el disco The roadside kind. Aunque las referencias de Pablo Almaraz siempre han sido el blues, el r&b y el jazz, principalmente, en sus diez nuevas composiciones originales alternan pasajes acústicos y eléctricos más “propios del country-rock” y que evocan nombres como los de Ryan Bingham, Charlie Musselwhite o Calexico. “Es el disco más narrativo y peliculero que he hecho”, explica el vizcaino.

El disco, que alterna tempos calmos acústicos como Still the rain con los aires fronterizos de Evening buzz y los pasajes eléctricos y blues de Never lose your drive, es diferente a los álbumes previos: Rootless background (2007) y Life is a bad movie (2013). “Es más desnudo, crudo y acústico, con muchas guitarras: acústicas, eléctricas, slides, dobros... Incluso yo he grabado por vez primera con cigar box guitar y ukelele”, explica Almaraz, para quien “incluye algunas de las armónicas más orgánicas que he grabado en mi vida”. El álbum vuelve a agrupar a “compañeros de correrías musicales” de Almaraz como Dabid Martín; Yahvé de la Cavada; Israel Santamaría e Isaías Malarrenta. Además, este disco con “sonido de carretera y frontera” cuenta con las colaboraciones “de lujo y confianza” de Leyre Berrocal y James Room, a las guitarras. - A. Portero