Alfonso del Río: “La gabarra unió a una sociedad que estaba dividida”

BILBAO - El bilbaino Alfonso del Río, abogado de profesión, debuta con La ciudad de la lluvia (Destino). Dice sentirse “abrumado” por la acogida que está teniendo el libro, donde ofrece una historia llena de misterio -con desapariciones y muertes- que envuelve a unos personajes que se mueven por dos escenarios: Berlín y, uno que toca más cerca, Bilbao, un retrato de una ciudad industrial que sufrió las peores inundaciones del siglo y que conoció la gloria con la Liga que ganó el Athletic.

¿Qué tiene este ‘thriller’?

-Como elementos diferenciales, el mundo del fútbol y los personajes, que son de carácter muy marcado. También hay otro punto que es haber ligado lo que está ocurriendo ahora con alguna historia del pasado. En ese sentido, la gente a veces pregunta: ¿Por qué Berlín? Lógicamente es un escenario muy atractivo, pero no quería que fuera una novela de nazis. Además, todo lo ligo con una fotografía.

Una foto, que junto al libro, llega a los lectores para que ellos también hagan sus pesquisas.

-La curiosidad de esta novela es ligar dos historias con una foto y leer cómo de repente están desapareciendo esas personas. El haber fijado en una foto todo ese enclave está causando sensación.

Es su debut literario. ¿Cómo ha sido el proceso?

-Hay otra publicación mía pero con una editorial pequeña. Esta la empecé a escribir muy joven, tenía 26 años, y luego vinieron los niños. Cuando empecé a escribir no tenía y ahora tengo cuatro (ríe). Yo tengo un trabajo muy intenso, exigente y durante algunos años dejé esta historia. También porque al principio no sabía escribir, sabía escribir como abogado. Busqué la ayuda de una persona profesional que se dedica a corregir libros. Pasaron algunos años y lo volví a retomar y seguí otros años más. La ventaja de haberla escrito durante tantos años es que se van ocurriendo tramas y tienes tiempo para alimentarlas.

Un futbolista lleva la investigación de esas desapariciones.

-Dio la casualidad que conocía a gente de ese mundo y me pareció una manera de mostrar que hay muchos prejuicios contra los futbolistas profesionales. Hay mucha gente joven que tiene dinero, pero también hay gente muy cabal. Pongo en un personaje del futbolista las virtudes humanas que muchas veces la gente presupone que no las tiene.

“El Athletic aquí es una religión”. ¿Cree que esta mención funcionará como reclamo?

-Es un club muy antiguo y por otro lado, la idiosincrasia que tiene hace que exista una mayor comunión. Hablo del Athletic pero lo que destaco aquí y lo que debería atraer a cualquier lector, esté donde esté, es el hecho de elevar los valores de un deporte, de una afición. No es un libro de fútbol, es un tema sentimental, de esas tradiciones arraigadas que tienen las ciudades.

Mezcla hechos históricos y personas que existieron en la realidad con personajes ficticios.

-Quería hablar de Berlín de 1941 y para que esto tuviera relación con algo de la actualidad tenía que ser de los 80; si no, mis personajes habrían sido mucho mayores. Elegí 1983 porque hubo inundaciones y el Athletic ganó la Liga. En aquel entonces, la sociedad estaba dividida y esa gabarra unió a las dos orillas, al pueblo entero. Los personajes reales que aparecen en esta novela tienen más peso, los de la parte de Bilbao tienen un papel secundario. Los reales dan más respeto. Cuanto más reconocidos los personajes que metes, menor credibilidad. Por eso, había que hacerlo con cuidado y que las acciones de los personajes no alteraran los hechos históricos.

Desde el título alude a esta ciudad gris. ¿Es un buen escenario para este tipo de novelas?

-Cada ciudad tiene lo suyo pero Bilbao tiene mucha alma y quieras que no es particular: la chulería es innata, todos la tenemos y por algo será.

¿Cómo se siente con la acogida que está teniendo su libro?

-Estoy contento con el resultado. Me anima a escribir más. La repercusión que está teniendo no me la imaginaba y me pone el listón muy alto para la siguiente.