aunque a los artistas nunca les gusta que se les clasifique y catalogue en ningún movimiento o tendencia, los teóricos y estudiosos del arte nos vemos en la necesidad de acercarlos al público y tratar de analizarlos.

Pilar Soberón (Donostia, 1971) desde sus inicios ha mostrado una querencia especial por los materiales leves, efímeros y transparentes, a caballo entre la naturaleza y el arte. Art Povera, cercano a la ecología. Polímeros transparentes, tejidos textiles, semillas naturales, y en la presente mini exposición de la Ganbara del Koldo Mitxelena, Viajes de Jung, en la que muestra diversos ciclos de la vida entre lo vegetal y lo mineral a través del sol y del agua, con una sutilidad y poesía excelentes, a las que nos tiene siempre acostumbrados.

A continuación, afirma la artista, “pasamos al invernadero vegetal, una construcción a gran escala que transciende desde el refugio hacia la morada primitiva, de modo que esta se ha transformado, y los vegetales se han mutado en su piel... el agua con su vida y en su proceso de emanación y todo lo que en ella acontece.”

La artista muestra en cuatro fotos Cromolux sobre aluminio, el inicio y el final de este proceso vital que va desde Stand by field (2017), caseta llena de luces nocturnas, hasta el Invernadero vegetal, y Viaje de Jung, y en medio, y en el centro de la sala, una sorprendente instalación de clemátides, vegetales blancos, como la nieve o la lana, que a modo de colgantes verticales componen una gran casa de vegetales blancos de gran belleza y cromatismo. Ecología y arte, unidos.

Y en dos vitrinas laterales se exponen también procesos fotográficos de minerales y piedras, que desembocan en cuidados tatuajes sobre fotografías, o collages, sobre las mismas.

En Soberón hay una clara percepción de los procesos efímeros de la naturaleza y el arte, transcritos con una sutilidad y belleza pocas veces vistos por estos pagos. Una fiesta para los ojos y para el espíritu.