bilbao- Ixone Sádaba (Bilbao, 1977) utiliza fundamentalmente la fotografía, la instalación y la performance para explorar las nociones de representación y percepción de la identidad. Ha expuesto en museos como el Guggenheim de Bilbao, el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, el MoCCa Contemporary Art Museum de Toronto o el Contemporary Arts Center de Nueva Orleans. Tras trabajar en Londres y Nueva York, ahora prepara sus nuevos proyectos en Bilbao.
La obra para la Sala Rekalde consiste en instalaciones, vídeos, fotografías, objetos y construcciones creadas in situ. ¿Cuánto tiempo ha pasado en esta galería para llevarla a cabo?
-El montaje se ha realizado en dos meses. En primer lugar, trabajamos sobre maqueta, a la que nos hemos ajustado en un 99%. Sin embargo, ha sido necesaria una labor de prospección para localizar los muros previos de la sala que estaban previos a la estructura actual. Por ello, se ha construido en dos fases, una primera en la que se hizo toda la parte estructural y una segunda en la que se introdujo la obra en la galería.
¿A qué hacen referencia las ‘138 veces’ del título?
-En la Sala Rekalde se han celebrado 137 muestras previas, por lo que 138 veces ha sido el ejercicio expositivo. Un lugar es el testimonio vivo de lo que sucede en un sitio. Debemos ser conscientes de que en el punto en el que estamos han sucedido muchas cosas, algunas visibles y otras no. Tenía claro que quería trabajar sobre la historia de la sala. Me interesa cómo el mundo que nos rodea es el reflejo de las diferentes ideologías e intereses. Los objetos y los espacios adoptan una forma en función de un uso, de un marco socio-político.
¿Qué ha significado la Sala Rekalde en su carrera?
-Tuve una beca en el 2003 de la Diputación Foral de Bizkaia, por lo que es parte de mi trayectoria. Mi trabajo estuvo aquí expuesto en 2005, estando yo ya en Nueva York.
Bilbao se ha convertido en un centro cultural con museos como el Bellas Artes o el Guggenheim, ¿qué ofrece a los artistas esta galería?
-El lugar depende de cómo se gestione. Para un creador joven es interesante que existan estas salas, que vengan exposiciones de artistas de fuera, muestras en cierto modo arriesgadas para no ver siempre autores que sean siempre los mismos o que estén ya muy asegurados a nivel de trayectoria y mercado o muy asumidos por el público. Es importante que estas galerías se gestionen de manera adecuada para nutrirse y que sirvan de plataforma expositiva para artistas jóvenes. En mi caso este espacio es muy especial por el tamaño que tiene, muy pocas veces tienes la oportunidad de trabajar en 800 metros cuadrados.
Esta exposición llega después de la perteneciente a la escultora Isabel Garay, celebrada en la sala a principios de año, y antes de la muestra de la diseñadora bilbaina Miriam Ocariz. A pesar de los esfuerzos, ¿cree que todavía las mujeres tienen poca visibilidad en el panorama artístico?
-En el mundo del arte y en todos los aspectos de la sociedad. Se habla muchísimo de la cuota de género, pero desde luego muy pocas galerías la cumplen. Creo que es difícil para ellas también. Cuando estudiaba Bellas Artes empezaban muchísimas mujeres, pero a nivel profesional eran pocas las que se dedicaban a ello. Hay presión familiar, cultural, social... de todos los tipos. No se trata solo de que quienes gestionan las salas lo tengan en cuenta, sino de que la sociedad a todos los niveles cambie su forma de pensar.
Actualmente cuenta con otra exposición en la Tasneem Gallery de Barcelona. ¿Hay una idea común en los trabajos que está llevando a cabo en este momento?
-Sí, suelo decir que he trabajado sobre la estructura de la sala como si fuese una de mis piezas. Creo que el discurso que hago en torno al cuerpo, a la fragmentación, a los materiales y a todo lo que se ha aplicado a la sala como estructura en sí se asemeja a lo que se puede ver en las piezas que tengo en Barcelona. Se habla de la violencia no visible y ejercida sobre los cuerpos y también de la representación fragmentada. Son temas que están ahí porque no puedo escapar de ellos. Cada uno tiene una mirada y no puede ser otra persona, cada cual cuenta las cosas como las ve.
Ha ganado varios premios, sobre todo en el extranjero. ¿Se siente más reconocida fuera de su ciudad?
-No sé si me siento más reconocida, porque también son ciudades más grandes, pero siempre tengo la sensación de que es más difícil trabajar en casa.
En el marco de esta muestra va a realizar un taller con el público. ¿Cree que cada vez es más importante que exista ese acercamiento por parte del autor a los visitantes?
-Se suele decir que el arte es para todos los públicos, pero no estoy de acuerdo. Hay todo tipo de arte, y en ese sentido esta exposición es compleja. Esta es una sala generalista, y aunque creo que no todo el arte es para todos los públicos, sí opino que en la medida que se pueda hay que hacer un acercamiento. Al final es cultura, es reflexión, y es necesario que la gente participe de ello.
¿Qué le ha aportado a su carrera trabajar en ciudades como Londres y Nueva York?
-En otros lugares abrirse paso es más crudo. Parece que en ciudades más grandes te pierdes en el anonimato y eso te pide que saques otras partes de ti, te interpela más. Para mí son entornos creativos que exigen que pongas toda la carne en el asador. Por eso a nivel artístico son interesantes y estimulan.
En 2011 se alzó con el premio Generaciones 2011 por su proyecto ‘La nuit américaine’, el cual realizó en la ciudad iraquí de Halabja retratando la vida cotidiana de la gente en un país en guerra. ¿Le cambió a nivel personal esa experiencia?
-Mucho. De hecho no he dejado de ir a Irak y a otros países en conflicto. Fue un detonante importante, hubo un antes y un después. Cuando trabajas siempre en tu zona de confort, no cuestionas tu discurso. En el momento en el que me planteé el reto de hacer un proyecto artístico allí, tuve que adaptarme. El material que saqué lo tuve en barbecho dos años, porque me generaba conflicto utilizarlo. Hasta que encontré la forma de darle voz, le di muchas vueltas, y eso constituyó un proceso de transformación.
¿Qué proyectos prepara ahora?
-He montado una plataforma para preservar el patrimonio artístico vivo en zonas de conflicto y posconflicto, y en enero iré a Afganistán.