bilbao - Tradición y vanguardia. Un binomio que se da la mano en la sociedad vasca. Por eso, este ha sido uno de los objetivos perseguidos a la hora de diseñar los nuevos uniformes que lucirán desde ahora los trabajadores del Museo Guggenheim Bilbao. En esta ocasión, ha sido la firma vasca Minimil, que dirige Contxu Uzkudun, la encargada de diseñar los trajes, para los que se han tenido en cuenta tanto la parte estética como la comodidad y versatilidad de las prendas que los componen.
El nuevo uniforme lleva el sello Uzkudun. Desde que comenzó, con 15 años, a coser en un taller de la escuela de Balenciaga, la diseñadora guipuzcoana ha impulsado una línea propia en la que se aprecia la calidad técnica y elegancia intemporal del maestro de Getaria, junto con cierta austeridad estilística, huyendo siempre de las estridencias.
Para esta ocasión, ha querido realizar “un guiño a la memoria industrial” de Bizkaia, con tejidos que remiten a los que vestían tradicionalmente los trabajadores de la siderurgia, la metalurgia y los astilleros”. En austeros tonos negros y azules marino, los trajes incorporan asimismo tintes metálicos, un elemento cromático que busca “la cercanía con el titanio del museo”.
Los uniformes cuentan con diferentes prendas que se adaptan a las condiciones térmicas de las cuatro estaciones el año a los distintos espacios del museo, interiores y exteriores. Las prendas interiores -camisetas, polos y faldas- son de algodón y las chaquetas de punto de estambre de lana, tejidos que utilizaban tradicionalmente los trabajadores en el País Vasco. El uniforme se completa con prendas acolchadas de microfibra para el invierno.
“Desde Minimil queríamos reivindicar nuestras tradiciones, por eso hemos incorporado una boina para las mujeres, una visión renovada de la tradicional prenda vasca, en esta ocasión, más corta para que estén más cómodas. He intentado que las prendas sean lo más sencillas posibles”, explica esta diseñadora de Lasarte.
“El tejido social y cultural de las ciudades mejora con el buen diseño, las personas visten, trabajan y vivan con mayor dignidad y confort. Con los nuevos uniformes del Guggenheim, confiamos en contribuir a esto”, señaló Uzkudun ayer en la presentación de la colección.
“La imagen de las personas que trabajan en el museo es muy importante, es la tarjeta de presentación, el personal que trabaja en las taquillas, en los mostradores de información, en la tienda-librería, así como el de seguridad, es lo primero que ven los visitantes cuando llegan al Guggenheim, y para nosotros es importante que reflejen la personalidad del museo, además de que estén cómodos lógicamente porque son muchas horas las que pasan aquí. El uniforme, que parece una cosa tan sencilla, al final tiene que responder a un programa de necesidades complejo. Siempre hemos querido que refleje la personalidad del museo y su relación con el país, apostando por supuesto por el diseño vasco”, explicó Juan Ignacio Vidarte, director general del Museo.
20 años de diseño vasco La presentación de los nuevos uniformes coincide con la celebración del XX aniversario del museo. Durante estos años, han sido varios los profesionales vascos los que han vestido a los empleados del Guggenheim. El museo ha realizado una apuesta por la moda vasca desde su inauguración a la hora de renovar la imagen de su personal. La diseñadora Mercedes de Miguel fue la responsable de los primeros uniformes. En 2013 los firmó Ailanto, marca creada en 1995 por los hermanos gemelos Iñaki y Aitor Muñoz, que realizaron una colección inspirada en el juego de volúmenes, seña de identidad del edificio creado por el arquitecto Frank Gehry para albergar el centro expositivo de Bilbao.
Y en 2014, la diseñadora Esther Viguria García-Vaquero (Donostia, 1967), ideó sobre fondo negro unas estampaciones en beige que recordaban a las formas artísticas de Chillida y Oteiza.