Síguenos en redes sociales:

Txarango, la alegría como resistencia

Los catalanes, que como La Pegatina apuestan por la fusión y el compromiso, presentan su último disco mañana en el Kafe Antzokia

Txarango, la alegría como resistenciaFoto: Txarango

lOS tentáculos musicales de los catalanes Txarango conquistan cada semana nuevos corazones, agitan cuerpos y derriban fronteras idiomáticas, mentales y físicas. Su gira recala mañana en el Kafe Antzokia y guarda fechas también en Francia, Holanda y Gran Bretaña. Como sus compatriotas de La Pegatina, empiezan a tener muchos fans en Euskadi con su fusión de fiesta y compromiso.

“La música es el latido de los pueblos y con nosotros llevamos sus caminos/abrid todas las puertas y bienvenidos al corazón de la tierra”. Así se presentan los catalanes en su tercer disco, El cor de la terra (Discmedi), un trabajo que está logrando una gran repercusión, como evidencia su agenda de conciertos.

Txarango, que cantan en catalán pero no desdeñan frases en múltiples idiomas, han contado en su último disco con las colaboraciones de los australianos skatalíticos The Cat Empire, el legendario Manu Chao o Pau Donés, de Jarabe de Palo, entre otros artistas. El noneto sigue fiel en El cor de la terra a un estilo desprejuiciado que aúna conciencia social con la alegría rítmica y hedonista de un sonido que mezcla los ritmos latinos, caribeños, árabes y africanos con rock, punk y pop.

“La alegría como forma de resistencia”. Ese es el lema de Txarango, que cuenta con Alguer Miquel a la voz. “La música es nuestro ying-yang, refugio del mundo y arma para incidir en él. Es el latido de los pueblos, un lenguaje ascentral”, defiende la banda, orgullosa de sus raíces (los pueblos pequeños del Pirineo catalán) y que en su repertorio defiende “espacios de dignidad en lugares rotos”, y apuesta por “la piel, el deseo y la atracción”, a la vez que por la ecología.

El espíritu de Víctor Jara recorre Resiste y grita, canción en castellano que el grupo escribió en Nablues (Palestina) y estrenó en un festival, en Ramallah, antes de “convertirse en un himno en los campos de refugiados de Grecia”, según el grupo, que cada vez que la interpreta en directo dice recordar “las voces de los niños de los campos de refugiados”, a la vez que defiende que “otro mundo es posible”.