bilbao -Tras el éxito arrollador conseguido con sus versiones de clásicos italianos como Tornerò, La bámbola, Mi mundo o Te amo en su proyecto Vía Dalma, el cantante Sergio Dalma ha dado un giro más anglosajón y moderno a sus canciones con su reciente disco, Dalma (Warner), cuya gira llega hoy a Euskalduna Jauregia. “Dicen que mis canciones son tristes, pero yo no soy así. El último disco muestra más optimismo”, según el cantante catalán, que actuará en formato de sexteto.
Contento ¿no?, estando en la carretera de nuevo?
-Claro, el músico es cuando es más feliz, actuando. Estamos en la recta final de la gira y el balance es muy positivo. He intentado arriesgar en la puesta en escena para sorprender a la gente y que vea cosas nuevas.
¿Qué novedades incorpora?
-Es un show en cuatro bloques: uno que apuesta por el último CD; otro, por Vía Dalma; el tercero, por acercarnos a la gente con canciones en acústico; y uno final más rítmico para que la gente baile.
Picar un poco de todo, entonces.
-Sí, había que ser generoso y nos vamos hasta las dos horas. Depende de lo que hable (risas).
Eso lo agradece el público ¿no?
-Claro, esto es comunicación y diálogo, sobre todo en la parte más íntima y en recintos teatrales. En el caso de Euskalduna, siempre que he cantado ahí he estado muy a gusto. Es un lugar maravilloso para plasmar esta gira y creo que lo vamos a pasar bien.
‘Tú y yo’ es uno de sus últimos temas. Ya que habla de diálogo?
-Eso es, habla de mirarse a los ojos y, juntos aunar fuerzas para afrontar cualquier situación. Este último disco tiene ese espíritu positivo. Es que mucha gente dice que mis canciones son tristes? ¡y yo no soy así! Esa fue una premisa, mostrar ese optimismo.
En la música se nota también, suena más británica que italiana.
-Quería ofrecer algo nuevo y me gustó ese sonido de las canciones de Pablo Cebrián, así como volver a grabar en Madrid, no en Italia. Sí tiene esa inquietud, incluso incorporar registros vocales diferentes aunque la forma de interpretar es la de siempre.
¿Se cansó de las canciones italianas?
-Para nada porque el cierre de la trilogía llegará en 2017 con otro disco. Su éxito me sorprendió. Es como cuando vas a un gran restaurante y, entre plato y plato, te traen un digestivo. Eso significó para mí Vía Dalma. Todavía quedan muchas canciones italianas que versionar (risas).
Triste no sé, pero romántico y melancólico sigue usted igual.
-Totalmente, el 80% de las canciones, en general, no solo mías, hablan de amor. Lo bueno es que siempre haya una luz y esperanza.
Su voz rota hace propio todo lo que canta.
-(Risas). Es cierto que muestra un sello muy identificable y la intento cuidar bastante para poder seguir en forma.
¿Cómo sonará a los 80 años, como la de Leonard Cohen?
-(Risas). No sé si llegaré a esa edad pero quiero jubilarme antes. Bueno, no sé? este es un trabajo que embriaga y engancha. En todo caso, si sigo, no será al ritmo actual.
¿‘Si todo lo que siento se pudiera cantar’ es la gema del disco?
-Una de ellas, sí. Es un regalazo de mi amigo Iván Ferreiro. A veces, los músicos tenemos prejuicios para trabajar con unos u otros. Si se acierta, salen fusiones como esta.
Ferreiro, exlíder de Piratas, proviene del mundo alternativo.
-Coincidimos en México, tomando un tequila y eso desinhibe (risas). Iván ha sido muy generoso, ha valido la pena trabajar con él. Es que nunca he tenido ningún tipo de prejuicio y hay que ser valiente a la hora de trabajar con gente totalmente distinta a ti.
¿Ha logrado alguna vez hacer realidad el título de esa canción?
-Al final, intento poder desnudarme un poco más, aunque siempre con un cierto pudor. A veces, no se puede o no se deben cantar algunas cosas.
Seguro que en Bilbao suena ‘Imaginando’, otro tema nuevo. ¿Qué imagina o sueña usted?
-Afortunadamente, he tenido la suerte de trabajar en lo que me gusta y la de soñar con los ojos abiertos, pudiendo hacer lo que me apetece. Eso deseo, seguir con el respaldo del público y los medios. Eso es una fortuna; ojala pueda seguir imaginándolo.