Bilbao - El contratenor Carlos Mena (Gasteiz, 1971) cantará hoy en la Colegiata de Ziortza, a las 18.00 horas. Formado en la Schola Cantorum Basiliensis de Basilea (Suiza), su intensa actividad concertística le ha llevado a actuar en las salas más prestigiosas del mundo, como en la Konzerthaus de Viena, la Filarmónica de Berlín, el Teatro Colón Buenos Aires o el Kennedy Center de Washintong.

¿Los conciertos de Ziortza se han convertido en una cita obligada?

-Sí, durante un tiempo tuvo algunas dificultades por la falta de apoyo, pero parece ser que se ha continuado adelante con ello. Es un sitio de referencia para el público al que le gusta la música y que quiere vivirla de manera especial, porque además del lugar, Ziortza cuenta con una programación con sentido y criterio, y eso hace que sea una referencia.

Ha cantado en escenarios de gran relevancia, ¿le hace ilusión que le reclamen en casa?

-Realmente cada sitio me hace ilusión. Hace ya años que para mí no es más importante cantar en un sitio que en otro, si no me volvería loco. Para mí lo más importante es el concierto que voy a hacer en ese momento. Hoy el 100% de todo lo que soy estará en Ziortza. Es la manera en la que puedo sentirme libre en la música y vivirla. Vivo el presente, porque de lo único de lo que puedo tener certeza, como persona y como músico, es de lo que está ocurriendo ahora.

¿Es cierto que un contratenor tiene una carrera más corta que otros cantantes?

-Es totalmente falso. Mi tercer profesor tendría más de 60 años y cantaba fantásticamente. Lo que hace longeva una carrera es la inteligencia del cantante y su capacidad técnica, cómo va utilizando sus recursos a lo largo de su carrera.

¿Se siente reconocido en Euskadi?

-Siento que se me tiene en cuenta para programarme. No busco reconocimiento, pero veo que la gente me tiene en cuenta. Curiosamente diría, si hablamos en esos parámetros, que en Bizkaia y Gipuzkoa se me tiene más en cuenta que en Araba, mi región de nacimiento. Siento por parte de los programadores de Bizkaia un respeto a la hora de hacer un programa que quizás en mi tierra no siento.

Fue a estudiar a Basilea y allí le dijeron que debía empezar de cero su formación, ¿cómo se sintió?

-Me dijeron que tenía todo que aprender. Nunca estudié canto aquí, pero sí que tenía cierto éxito. Tenía mis trabajos como cantante y cantaba profesionalmente como contratenor y era solvente, respondía a las exigencias profesionales. Fue muy importante para mí ir a Basilea. Me dijeron que debía empezar de cero o, más que de cero, de menos cinco, porque todo los vicios que tenía acarreados debía corregirlos. Me sentí destrozado, fue una cura de humildad enorme. Ahora, con la distancia y perspectiva de un adulto, veo que las curas de humildad son fundamentales en la vida.

A los 28 años tuvo problemas físicos de agotamiento, ¿le ha vuelto a suceder?

-El instrumento se mueve con la edad, así que hay que adaptarse constantemente. El agotamiento puede llegar por no saber decir que no a tanto trabajo, por no saber utilizar bien los recursos, incluso por vanidad. Yo intento ver los momentos como ciclos y, sobre todo, procuro aprender. De aquella situación de crisis aprendí muchísimo y fue definitiva.

En 2007 grabó ‘Paisajes del recuerdo’, música vasca del siglo XX, ¿se plantea otro proyecto así?

-Sigo estando interesado en ese tipo de proyectos. Creo que hay mucha música vasca que no se interpreta y no esta puesta en valor ni en escena. Pero para esos trabajos suelo tomarme mucho tiempo: diseño, pruebo y luego me pongo a ello.