DONOSTIA. La obra de Cruces fue elegida entre un total de 76 aspirantes y para la joven, nacida en Irun en 1999, fue "una gran una sorpresa", no lo esperaba "para nada" porque en anteriores ediciones el galardón habían ganado novelas que trataban "temas muy potentes, como el 'bullying'", según asegura en una entrevista.

"Sobre fondo azul" (Ediciones SM) cuenta la historia de Alan, un adolescente para el que la natación lo es todo y que se plantea dejar ese deporte después de sufrir una lesión.

El jurado, que falló el galardón el 11 de febrero, destacó "los valores que transmite" el texto, como el "espíritu de superación" y "el valor de la amistad".

"Describe muy bien las dudas, la búsqueda de uno mismo, la lucha por los ideales y la superación, y se mete perfectamente en la piel de los adolescentes, el esfuerzo que cuesta hacer algo bien. Describe así mismo de manera sólida la caída en picado de una persona y la forma en que renace", subrayó.

Cruces explica que empezó a escribir a los 8 o 9 años y que a los 12 completó su primera novela, "El reflejo de la magia. Descubrimiento", que publicó una editorial malagueña.

Sus otras obras aún no han visto la luz, por eso cree que el Premio Jordi Sierra i Fabra es una "buena oportunidad" para darse a conocer.

La joven disfruta leyendo, le gustan los libros de Laura Gallego, toda la saga de Harry Potter, la trilogía de "Los Juegos del Hambre" y también las historias de Stephen King.

Pero llegó un momento, según afirma, en que ella también quiso crear sus propios personajes y decidir sus vivencias. Y optó por los relatos fantásticos como los de sus lecturas preferidas.

"Empecé con una fantasía épica, castillos y guerras, a lo medieval. También he escrito sobre mundos inventados, sobre otro planeta...", señala Cruces, que también le cogió el gusto a la novela realista cuando probó y ya ha firmado tres.

Dice que sus sueños y las pequeñas cosas en las que se fija en el "día a día", que pueden pasar inadvertidas para otras personas, le sirven de inspiración para desarrollar sus historias, nunca la realidad como tal.

"No tengo una rutina", afirma la joven autora, que cuando cursaba la ESO escribía "un poco" después de hacer los deberes y también en verano, pero que este curso, que ha estudiado Primero de Bachiller, apenas lo ha hecho.

Explica que antes de comenzar con la escritura, hace esquemas, rellena fichas sobre los personajes y redacta resúmenes de la historia que tiene entre manos. Después, cuando la novela ya está escrita, la deja reposar un tiempo antes de corregirla.

No supervisa nadie sus textos, aunque sí se los ha dejado leer a algún familiar o amigo para que le den "una opinión del contenido".

Sara es una chica de "muy buenas notas", pero no "superdotada". Prefiere las ciencias y quizá estudie Ingeniería Biomédica cuando tenga que dar el paso a la Universidad, aunque no lo ha decidido.

"De todas formas, no hay carrera para ser escritora y me gustan más las ciencias", apostilla la joven autora, que asegura que no cree que esté haciendo nada excepcional ni se siente una "rara avis".

Señala que normalmente siempre está "leyendo algo", que conoce a más jóvenes a los que les gusta la lectura y que las redes sociales no apartan de los libros a quien realmente disfruta ellos.

Comenta que sus profesores le animan a seguir escribiendo y que sus amigos están muy contentos por haber sido distinguida con el premio Jordi Sierra i Fabra.

Hoy recoge el galardón, por el que además de la edición de la novela recibirá 2.000 euros, y presenta "Sobre fondo azul" en un acto en la Biblioteca del Retiro. Y como cualquier escritor que participa en la Feria del Libro de Madrid, firmará también ejemplares de su obra.