Síguenos en redes sociales:

“Para cambiar mi realidad hacía autorretratos nada realistas. Me convertía en otra persona”

En su afán por alejarse de la realidad, Lidia Vives (1991, Lleida) apostó por fotografiar sus propios sueños. A fuerza de insistir, parece que está más cerca de alcanzarlos

“Para cambiar mi realidad hacía autorretratos nada realistas. Me convertía en otra persona”Foto: Lidia Vives

BILBAO - Al menos acaricia uno: el poder vivir de la fotografía. Esta catalana sensible e inquieta ofreció ayer una charla dentro de Bilbao Photo Experience, y exhibió parte de su trabajo, donde aúna sus dos grandes pasiones: la pintura y la fotografía.

Pasó del lienzo al photoshop, y sus retratos casi parecen pinturas. En este caso, ¿por qué no pintar?

-Me pasé a la fotografía porque el proceso es más rápido. Yo quería cambiar mi realidad y para eso creaba un álbum fotográfico imaginario: hacía autorretratos nada realistas, muy retocados... Y me convertía en otra persona. Pintar eso requiere mucho tiempo, pero yo no siento que haya dejado de pintar, lo que pasa es que ahora lo hago con otras herramientas y materiales.

Fine Art, arte digital... ¿cómo define lo que hace?

-Me da igual, pero estoy cerca del realismo mágico. Yo los considero cuadros hechos con luz.

Tienen un punto surrealista...

-Cada vez menor, pero sí. Ahora trato de dotarlos de humor. Estoy evolucionando. Me canso de hacer siempre lo mismo.

¿Un cambio de estilo?

-De estilo no, de temática, aunque se corre el riesgo de que luego no reconozcan tu obra. Me arriesgaré.

Usted, sobre todo, trabaja el autorretrato. ¿Por qué?

-Es lo que más me interesa. Es lo que he visto a lo largo de mi vida: mi padre pinta, es retratista... Las fotografías que hago se basan en historias personales, pero presento esos hechos en modo metáfora. Transformo las historias y sí, todas las fotos son autorretratos, no dejo que los modelos improvisen. Están fingiendo ser yo.

¿Y se inspira en sus sueños?

-Sueños, experiencias personales, cosas que me preocupan. Pasé una temporada con terror nocturno y decidí transformarlo en imágenes bonitas que expresaran eso, el miedo que tenía. No es temor a la oscuridad, son pesadillas muy reales. Me sigue pasando, pero ya no me afecta.

Cristina G. Rodero dice que la fotografía la ha hecho más valiente. A usted, ¿qué le ha aportado?

-Me ha hecho más libre, puedo retratarme a mí misma en situaciones que no voy a vivir, pero también me bajó la autoestima. Descubrí la pestaña licuar y fue un problema, porque el antes y después no tenían nada que ver. ¿Soy tan fea?, me preguntaba. Cada vez la utilizo menos porque me estoy queriendo más.

La mayoría de los fotógrafos profesionales son hombres...

-Sí, pero lo curioso es que hay pocos trabajando la vertiente artística.