Donostia - El Stop War Festibala, que tuvo que suspender el sábado por la noche el concierto de Bob Geldof y Gose debido a la galerna, celebró ayer su última jornada con una amplia programación en la que destacó el recital nocturno a cargo de Nick Lowe, autor de la célebre Cruel to be kind, una actuación precedida por la de los vascos Esne Beltza.

Precisamente, a escasas horas de que concluyera este festival donostiarra, el director general de la Capitalidad Cultural, Pablo Berástegui, se mostraba “muy satisfecho” por el “nivel” de las propuestas culturales y los encuentros que han reunido a alcaldes y activistas pacifistas. “Creo que hemos logrado el objetivo de lograr un espacio de reflexión que al mismo tiempo fuera celebratorio: misión cumplida”, asegura.

A su juicio, salvo por la “espinita” de los conciertos nocturnos del sábado -esta entrevista tuvo lugar antes de saber si el mal tiempo obligaba también a cancelar las actuaciones de Nick Lowe y Esne Beltza-, ha habido un “ambiente excelente” y “tener la oportunidad de celebrarlo con tanta gente ha sido estupendo”.

Los atractivos principales del programa eran, naturalmente, los conciertos del puente de María Cristina. El del viernes, con Inna Modja y a Niña Coyote eta Chico Tornado, no atrajo a tanta gente como se esperaba, quizá porque la cantante africana era el nombre menos conocido del cartel. En cualquier caso, el responsable de Donostia 2016 afirmó que no querían “focalizar toda la atención en los conciertos grandes”, sino de dar importancia también al medio centenar de actividades que han acogido otros espacios de la ciudad.

Pese a la polémica de la inauguración diseñada por Hansel Cereza, y aunque el mal tiempo obligó a suspender las citadas actuaciones, Berástegui insistió en la idoneidad del María Cristina como escenario, máxime en un festival como Stop War en el que el puente adquiere un “valor simbólico” porque suele ser lo primero que se bombardea en una guerra.

“No hay que tener supersticiones, sería un error”, opinó antes de recordar que el María Cristina será protagonista también de otras actividades del programa como La milla de la paz, que se celebrará el próximo mes de junio.

Stop War, apunta Berástegui, ha permitido a la capitalidad dar nuevos pasos para recuperar la calle tras los meses de invierno, en los que era “previsible” que las actividades se realizaran más de puertas para adentro y, por tanto, no tuvieran el necesario eco en la ciudadanía. Sin embargo, agregó, conforme avancen las semanas y las garantías de buen tiempo sean mejores, Donostia 2016 se hará más visible en la ciudad con actividades como la mencionada Milla de la paz, el World Puppet Festival o el certamen de cómic Zapart. “La primavera tiene que ganar la calle: será el momento en que el proyecto eclosione y nos permitirá atraer a muchas personas que aún no se han acercado a la capitalidad”, concluye.