donostia - Los diseños de Balenciaga no solo desfilaron por las casas de moda y por las pasarelas más importantes de todo el mundo, también pudieron verse en numerosas películas y en diferentes obras escénicas. En este ámbito, el de Getaria no fue tan prolífico, aunque sus colaboraciones con destacados autores y artistas se extendieron durante más de cuatro décadas: entre su primer trabajo en las artes escénicas (consistió en vestir a la bailarina María Elena Arizmendi en 1935) hasta los trajes para la actriz Isabel Garcés (1971), el modisto guipuzcoano trabajó con grandes figuras españolas y francesas.
El museo que lleva el nombre del artista inaugura Balenciaga y las artes escénicas, un recorrido por las creaciones que destinó a espectáculos de danza, música y teatro. Hasta el 18 de octubre, Getaria expondrá 80 reproducciones de imágenes y documentación -programas de mano, recortes de periódicos, dibujos- que introducirán al visitante en una serie de colaboraciones que “no son tan conocidas” como otras facetas de la obra del modisto, según apuntó Miren Vives Almandoz, directora del centro de Getaria. A su juicio, estos trabajos supusieron un reto “creativo y técnico” porque no estaban necesariamente enmarcados en su concepción de la moda -podían ser trajes de época con algún toque personal- y porque tenían un fin diferente al habitual -los artistas debían poder utilizarlos varias veces en las distintas funciones-.
Pedro Usabiaga, que ya organizó una muestra sobre Balenciaga, es el comisario de esta otra en la que ha invertido dos años. El fotógrafo donostiarra ha trabajado ayudado por su equipo y por diversos colaboradores que le han ido guiando en una labor de rastreo casi detectivesca: “Tipo Sherlock Holmes”. Del Archivo Balenciaga a la Fundación March, de Emilio Gutiérrez Caba al Museo de Almagro, Manuel Galiana, la familia de Amparo Soler Leal? Así hasta reunir el material de la veintena de espectáculos en los que participó el modisto. Como apenas se conservan -o no están localizados- los trajes originales, la exposición consta de fotos, carteles, programas y afiches de la época en los que aparecen las prendas.
En julio, el museo mostrará, dentro de la sección Pieza destacada, uno de los trajes originales que Balenciaga creó en 1935 para la bailarina María Elena Arizmendi, que interpretó el Bolero de Ravel en el Kursaal de Donostia. Fue su primer trabajo en las artes escénicas, campo en el que profundizó a finales de esa década cuando llegó a París. En Francia colaboró en el vestuario de Histoire de irre, Pas d’amis, pas d’ennuis o Echec á Don Juan, comedia de Claude-André Puget para la que diseñó trajes inspirados en el Siglo de Oro español.
En los años 40, Balenciaga vistió a la actriz Hélene Perdriére en Hymenée, pieza teatral de Edouard Bourdet en la que coincidieron muchos otros diseñadores de renombre internacional, y a Yolande Laffon en Etienne, de Jacques Deval. En 1945 realizó el traje blanco de las cantantes del Orfeón Donostiarra, un trabajo del que estaba “muy orgulloso”. “Incluso compró él mismo la tela en Ginebra”, explicó Usabiaga. La II Guerra Mundial apartó a Balenciaga de las artes escénicas, a las que volvió en 1949 con el estreno de Los justos, la magistral pieza de Camus que María Casares protagonizó en el Théâtre Hébertot. “Pocas veces una célula terrorista habrá sido más elegante que este grupo que intenta asesinar al Gran Duque de Rusia en 1905”, escribe Pedro Villora en la guía de la exposición.
Por otro lado, colaboró en una lista no muy extensa de obras españolas escritas por Jacinto Benavente o Alfonso Paso, así como adaptaciones teatrales de autoras como Agatha Christie o Françoise Dorin. Su contribución a la escena española se produjo con la proliferación del llamado teatro de boulevard, y también vistió a folclóricas como Rocío Jurado y Lola Flores, a quienes dedicó “elegantes modernizaciones del traje flamenco”. En el caso de La Faraona, la exposición incluye un dibujo de Amable Arias en las que aparece vestida de Balenciaga. Una de las curiosidades más destacadas de la muestra es la fotografía del traje “de tono goyesco” que en 1952 creó para Antonio El Bailarín, uno de los pocos diseños masculinos que se le conocen al modisto.
En 1962 vistió a Marie Dames en Les fochés, comedia de Jan Marsan, y al año siguiente participó en un nuevo montaje de Orphée, de Jean Cocteau, dirigida por Lauvrais y Pommier. Usabiaga explicó que esta ha sido la obra más difícil de rastrear aunque, finalmente, encontró en un archivo teatral un negativo que jamás había sido revelado en el que Christiane Barry encarna a la dama de la muerte enfundada en una imponente capa negra.
En la parte final hay muestras de los trabajos que realizó para la actriz Isabel Garcés en obras de Benavente y Paso, así como fotos de Amparo Soler Leal vestida de Balenciaga en El caballo desvanecido. Balenciaga falleció el 23 de marzo de 1972, pero pocos meses antes vistió a Garcés en Nada de hombres, de la dramaturga gala Françoise Dorin.