donostia - A pesar de que confesó que una de las mayores motivaciones que tuvo a la hora de venir a Euskal Herria fue degustar durante unos días la gastronomía del lugar, a Toshiko Akiyoshi, una de las grandes de la música jazz, no se le borró la sonrisa de gratitud de la cara durante el evento celebrado ayer en el Basque Culinary Center (BCC), donde recibió el Premio Donostiako Jazzaldia 2014. La pianista ha vuelto al festival después de visitarlo en 1982, cuando actuó con su big band. Akiyoshi, de origen japonés y asentada en Estados Unidos desde los años 70, recogió el galardón de la mano del alcalde de la ciudad, Juan Karlos Izagirre.

“Solo he actuado una vez en Donostia y dos veces en España, así que ha sido una sorpresa muy grata que se reconozca mi música en el Jazzaldia”, aseguró Akiyoshi. A Miguel Martín, el director del festival, por el contrario, le pareció evidente que la pianista japonesa recibiese el premio. “Es una absoluta referencia -declaró-. Se enfrentó al país del jazz por excelencia (EEUU), y además tuvo la energía de poner en marcha una big band”. También destacó que en la placa se puede leer que “es un modelo para todas las generaciones”. A juicio de Martín, Akiyoshi cumple eso desde el punto de vista “tanto de los valores profesionales como de los personales”.

pionera en el jazz La pianista estuvo acompañada por su marido, el saxofonista Lew Tabackin, quien le observaba desde la primera fila, y al cual calificó como “un músico diez veces mejor que yo”. Además, también le acompañará en el concierto que ofrecerá su cuarteto hoy en el Auditorio Kursaal a las 18.30 horas. Al ser preguntada por si se le hace duro trabajar con su pareja, lo tuvo claro: “Cuando actuamos juntos, no pienso en que es mi marido, utilizo una clave profesional, y agradezco la oportunidad de hacer música con alguien de su talla”, aseguró, convencida de que él piensa lo mismo de ella.

Llegar a donde se encuentra ahora no ha sido un camino de rosas para Akiyoshi. “Cuando estaba en Japón, era una pianista más, nunca pensé en que estaba metida en un mundo de hombres americanos”, apuntó. Cuando se mudó a Estados Unidos la gente empezó a hablar y fue consciente de ello. “Tanto en Boston como en Nueva York hubo críticas porque otros músicos decían que había favoritismos hacia mí por ser mujer”, recordó, pero lo asoció a que era la forma que tenían de hacer frente a la competencia. Cuando creó la big band Toshiko Akiyoshi Jazz Orchestra, supo que ser pionera en este terreno le iba a exponer más a las críticas.

“Quizá haya abierto puertas a más artistas y espero que así sea, porque eso haría que me sienta útil”, declaró la premiada, refiriéndose a la nueva generación de pianistas de jazz japonesas, entre las que se encuentran, por ejemplo, Hiromi Uehara, asidua al Jazzaldia, y Chihiro Yamanaka. “En los últimos años se ha producido un fenómeno: los jóvenes de Japón viajan a Estados Unidos para entrar en la Berklee School de Boston, donde yo estudié -explicó-. Los hombres deciden quedarse en el país, y son las mujeres las que despuntan y se dan a conocer”. “A pesar de no estar segura de que eso se deba a mí, espero que haya tenido influencia”, agregó.

Akiyoshi no se olvida de su origen japonés a la hora de hacer jazz. “Antes, mi música era normal, pero en 1967, involuntariamente empecé a coger reminiscencias de la música tradicional de Japón”, recordó, y subrayó que Duke Ellington fue una inspiración para ella, ya que aprovechó su condición de negro para dar otro aire al género musical. “Soy consciente de que no cumplo el prototipo de músico de jazz, así que creo que puedo aportar algo diferente”, agregó, señalando que, en su opinión, añadirle matices japoneses ayuda al enriquecimiento del jazz. - Marta Esnaola