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"El Museo de Bellas Artes ha capeado la crisis y recibe el año saneado y sin ahogos"

Apretándose el cinturón pero con tranquilidad. Así afrontará el 2014 el Bellas Artes, que acaba de presentar un avance de su programación. Su director, Javier Viar, explica que, a pesar del descenso de visitas, recibe el año con una gestión saneada, con presupuestos ajustados, pero sin ahogos

"El Museo de Bellas Artes ha capeado la crisis y recibe el año saneado y sin ahogos"Jose Mari Martínez

bilbao. Aún persiste en él el espíritu de escritor, aunque desde que en 2002 tomó posesión del cargo de director del Bellas Artes de Bilbao, Javier Viar tuvo que robarle tiempo a una de sus pasiones, la literatura. Confiesa, no obstante, que la gestión de un museo es también una manera de crear. Este año, los colores con los que ha contado en su paleta creativa han sido un poco oscuros y sombríos. La crisis se ha cebado con una gran parte de las instituciones museísticas.

Y, sin embargo, el responsable de la pinacoteca bilbaina está satisfecho con el resultado final. Viar acaba de cerrar un ejercicio "ajustado", en el que han bajado los visitantes, "pero, a pesar de eso, hemos conseguido capear la crisis y hemos mantenido la institución absolutamente saneada. Y afrontamos 2014 con tranquilidad".

No corren buenos tiempos para los museos. Hace unos días, el Prado y el Thyssen anunciaban un descenso de visitantes. ¿Y el Bellas Artes?

Acabaremos este año aproximadamente con 200.000 visitas. Cierto que el museo recibió a lo largo de 2012 la cifra récord de 295.655 visitantes, pero 2013 va a ser el quinto mejor año de la historia de la pinacoteca, que no está nada mal.

¿A qué achaca el descenso de visitantes? ¿A la crisis?

Yo diría que se han juntado un cúmulo de circunstancias. Dependemos mucho del éxito de exposiciones, y en esta ocasión, es evidente de que han interesado menos, pero también ha habido menos turistas y hay una crisis brutal. Muchos de los que vienen al museo, lo hacen los miércoles porque es gratuito. O no vienen porque ni siquiera tienen ganas porque están preocupados por la hipoteca.

¿La programación artística no ha funcionado como se esperaba? ¿Son importantes las exposiciones estrella?

Este año hemos realizado tres exposiciones de artistas vascos: Basterretxea, Durrio y Regoyos, y creo que hemos hecho una aportación cultural importantísima. Eso es absolutamente valorable. Por supuesto, no hemos tenido una exposición tan mediática como la retrospectiva que se dedicó a Fernando Botero el año pasado, pero también hemos hecho cosas que están muy bien desde el punto de vista cultural, porque no todo es hacer cola. Por ejemplo, hemos presentado una muestra muy interesante sobre Durrio, de la que estamos muy orgullosos porque es una exposición de gran calado cultural. Pero Durrio no es un artista muy conocido. Si estás descubriendo alguien, lo lógico es que no recibas mareas de visitantes. Durrio, Basterretxea y Regoyos son artistas vascos, que había que atenderlos. Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo va a hacer? La rentabilidad de un museo no se mide solo por el número de visitantes.

¿Y cómo va la retrospectiva dedicada a Darío Regoyos?

Es la que mejor está funcionando, lleva ya más de 48.000 visitas y permanecerá en la pinacoteca más de un mes, por lo que es posible que supere los 65.000. Será, sin duda, la de mayor afluencia de público de todo el año.

Para 2014, sin embargo, apuestan por tres exposiciones internacionales...

A mí me encantaría equilibrar en el mismo año arte vasco con internacional, pero es un encaje de bolillos. El museo ofrecerá el año que viene una antológica del pintor neoexpresionista alemán Markus Lüpertz, otra exposición con fondos propios sobre arte japonés y una retrospectiva sobre el hiperrealismo, que recogerá 66 obras desde los inicios del movimiento, con la primera generación de grandes maestros norteamericanos, hasta la actualidad. El año que viene ha salido así, pero también tenemos una muestra dedicada al pintor bilbaino Mikel Díez Alaba.

¿Cuál será la exposición más mediática?

La muestra sobre el hiperrealismo, que se ha podido ver este año en el Thyssen madrileño. Lüpertz es un artista muy importante a nivel europeo y tiene una escultura, titulada Judith, expuesta de manera permanente en el paseo de Abandoibarra, pero no sé si se le conoce demasiado aquí. La obra de Lüpertz solo se ha visto en el Estado en dos retrospectivas: la primera, de pinturas, en 1991, en el Museo Reina Sofía, y la segunda, en 2002, en el IVAM valenciano, volcada en las esculturas. Además, intentamos programar la exposición más atractiva para el público a final de año, como fue la que se dedicó a Antonio López, Botero o esta misma de Regoyos. Suele ser la que recibe al público después del verano.

¿Cómo afrontarán 2014 a nivel presupuestario?

Con tranquilidad, contamos con un presupuesto de casi ocho millones de euros, prácticamente igual al del año pasado, por lo tanto vamos a tener un desarrollo muy semejante. Tengo que agradecer el esfuerzo a las instituciones vascas que nos apoyan. Son unos presupuestos ajustados, pero holgados para poder realizar un importante programa cultural.

¿Qué nivel de autofinanciación tiene el museo?

Aproximadamente, un 40%. No nos podemos quejar. Es un porcentaje muy aceptable.

Y eso que solo se paga una de cada tres entradas...

Así es, no hemos cobrado el IVA en dos años, lo hemos pagado nosotros; hay un gran número de colectivos que entran gratis todos los días del año: parados, menores de 25 años... Además, el miércoles el museo es gratuito. Pero, mientras podamos aguantar y afrontarlo, fantástico. Al final, el museo es un bien público.

Han anunciado que en febrero las entradas subirán un euro. ¿Creen que se entenderá la medida?

De seis euros pasarán a costar siete. Creemos que no es un gran esfuerzo para el usuario, teniendo en cuenta lo que cobran otros museos en el Estado y para nosotros, supone unos ingresos de 65.000 euros. Además, hay que insistir, solo el 33% de las entradas se abonan, el resto son gratuitas.

¿En qué se aprieta el cinturón el museo?

Tenemos una política absolutamente austera. Estamos amortizando puestos de trabajo, por supuesto, sin echar a nadie, a costa de que los que estamos, trabajamos más. Se recorta en viajes, aquí no viaja nadie. En todo el año, solo he asistido en Sevilla a la inauguración de una exposición. Hemos cambiado las lámparas, ha supuesto una inversión, pero ya se ha notado en el descenso de consumo energético. Por supuesto, nos hemos congelados los sueldos... Es un constante recorte de gastos. Puedo decir que este año hemos conseguido una disminución de 15.000 euros en el déficit, hemos tenido un déficit menor que el que estaba aprobado. Eso da idea de que, a pesar de que han caído las entradas y de que la gratuidad es muy alta, hemos realizado una gestión muy equilibrada y muy buena.

Siempre ha presumido de la alta fidelización del público local. ¿En qué lo nota?

Un ejemplo: el otro día, una familia nos regaló un sorolla que cuesta 350.000 euros. Las donaciones son continuas, en 2012, Vicente Larrea nos donó otros 650.000 euros en esculturas... Nos sentimos muy apoyados tanto por las instituciones, como por los patronos privados y por el público en general.

¿Una asignatura pendiente?

Aumentar la atracción del público foráneo. Estamos trabajando en ello. Yo ya llamo a las puertas de las instituciones turísticas porque creo que queda por hacer una mayor labor de turismo inducido. Así como a otros lugares van porque les llevan los autobuses, estaría bien que este museo estuviera también en los lugares obligados. Mientras las organizaciones turísticas no tengan esa conciencia de que este museo puede interesar a sus usuarios, no podremos conseguirlo. Entre otras cosas, porque el presupuesto para publicidad que tenemos es muy escaso.

¿La entrada conjunta con el Guggenheim no funciona?

Tengo que reconocer que la incidencia es muy pequeña. Es una pena porque luego el que viene aquí se queda prendado de este museo, es un museo precioso, está muy cuidado, están todos los cuadros fantásticos, restaurados... Creo que es un museo muy atractivo. Aparte de que tenga obras muy buenas, están muy bien puestas en valor.

¿Qué le pediría a 2014?

Me conformaría con seguir sorteando la crisis de la manera que la estamos haciendo ahora, con presupuestos ajustados, pero que nos permita hacer cosas que tengan una significación cultural importante y sigan aportando a nuestro entorno, a los ciudad y a la cultura, piezas fundamentales en forma de exposiciones, catálogos, publicaciones, conferencias... Que el museo tenga presencia cultural. Confío en que va a ser así, porque tenemos controlado el gasto, eso es un gran un respiro, no estamos ahogados, no tenemos deudas. ¿Qué pido a 2014? Que consigamos ajustar el presupuesto de una manera tan precisa e incluso beneficiosa como ha ocurrido este año. ¿Qué más se puede pedir?