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EL arte vasco tomará la tercera planta del Guggenheim Bilbao a partir del 31 de octubre. El museo bilbaino avanzó ayer el contenido de la exposición Garmendia, Maneros Zabala, Salaberria. Proceso y método, que examina la trayectoria de tres creadores vascos nacidos a finales de los sesenta y los setenta que comparten en su práctica artística un interés común por la Historia como materia de indagación y revisión.
El Museo ha decidido también encargar la creación de tres obras concebidas específicamente para las salas 303, 307 y 304, que serán incluidas en la exposición y que pasarán a formar parte de la Colección Propia. Entre los objetivos del Guggenheim se encuentra el de prestar a lo largo de su historia una especial atención a la creación moderna y contemporánea de la comunidad artística local, contribuyendo a su proyección internacional. Por ello, una de las apuestas fuertes de este año estará dedicada a los creadores vascos.
generación de los 70 La trayectoria artística de Erlea Maneros (Bilbao, 1977) se ha desarrollado principalmente entre Estados Unidos y Euskadi. Se licenció en Bellas Artes en Los Ángeles en 2002, ciudad en la que vive y trabaja. Ha realizado específicamente para el Museo la obra Grafía Vasca; tipografía y ornamentación: 1961-1967, consistente en 40 planchas grabadas sobre cobre, que reproducen algunas páginas de la publicación Sine Nomine, editada y distribuida, de forma clandestina, por el clero vasco, después de que la revista también clandestina y eclesiástica Egiz (1950-1952) se prohibiera. Tanto su historia como la significación social de Sine Nomine han sido recuperadas por la artista del archivo benedictino de Lazkao.
La obra de Xabier Salaberria (Donostia, 1969) suele estar inspiraba en el vocabulario formal de la arquitectura, la escultura y el diseño del modernismo. El espectador que contemple su trabajo Part of an Unbuilt project, con el que consiguió el Gure Artea 2008, podría recordar una estantería. Pero no es un mueble. Tampoco es una escultura. Como explica el artista, revela una insatisfacción, que es también un deseo: "No querer ser lo que se les pide que sean y ser otra cosa sin saber qué".
En su instalación A.T.M.O.T.W. , creada específicamente para la muestra, reflexiona sobre el museo como lugar de representación y contiene referencias a trabajos anteriores del artista.
Iñaki Garmendia (Ordizia, 1972) fue Premio Gure Artea 2004. Tal como se define en el catálogo realizado a raíz de ese premio, "sus obras producen una interesante fricción entre la identidad estética y la identidad nacional, fricción de la cual se deriva un nuevo territorio existencial".
En la exposición se puede ver también su serie Txitxarro, el nombre de una conocida discoteca guipuzcoana que ETA destrozó en el año 2000 con una bomba y que sirvió de objeto a Iñaki Garmendia, a lo largo de más de una década, para desarrollar sus trabajos. "En estas creaciones, realizadas en diferentes soportes y técnicas, Garmendia nos acerca a uno de los espacios de evasión para la juventud vasca que surgió en torno a los años ochenta alrededor de la carretera N-634, al tiempo que nos presenta la dura imagen de la extorsión continuada de la banda a los industriales, siendo la imagen de la verja el símbolo de la supervivencia. Sus obras están cargadas de contenido político y social".
Asimismo, la muestra acoge también algunos ejemplos del trabajo en torno al cuerpo que desarrolla este artista, entre los que destaca Bozo (1998/2013), "una pieza audiovisual de carácter dramático que, mediante imágenes explícitamente sexuales, traslada al espectador la sensación constante de que algo va a suceder", explican desde el museo.
Para crear su obra concebida específicamente para esta exposición, Ikaraundi - EQDALOS (cabeza arrodillada contra la pared), Garmendia ha partido de las escasas fotografías que existen del busto, hoy desaparecido, que realizó Jorge Oteiza de la cabeza del pintor José Sarriegi con el propósito de reconstruir el pasado a través de diversas técnicas y procesos, desde el uso de programas informáticos de ingeniería industrial hasta el modelado directo. La exposición está comisariada por Lucía Agirre y Álvaro Rodríguez Fominaya y se puede ver hasta el 16 de febrero.