BILBAO. Leño solo estuvo en activo cinco años, en el tránsito de los 70 a los 80, pero dejó para la historia himnos de asfalto como Maneras de vivir, Este Madrid, Cucarachas o Entre las cejas, y fue el origen del rock urbano que dio alas a Platero y Tu, Barricada o Marea. Tres décadas después de su disolución, la obra del trío sigue viva, como demuestra la reedición de toda su discografía en una caja con inéditos y DVD, y un libro que cuenta su historia en su propia voz y la de un centenar de músicos. "Lo dejamos en un pedestal", recuerdan.

"Rosendo fue un maestro, respeto máximo", dice Luis Auserón, de Radio Futura; "crearon clásicos que forman parte de la vida de mucha gente", se suma Luz Casal; Boni Barricada recuerda que "eran directos y sin florituras"; y Aurora Beltrán reseña que "me influyeron para probar con un formato de banda" que acabó en Tahúres Zurdos. Estas reflexiones, junto a las otros 101 protagonistas, de Alaska a Siniestro Total, Kortatu, Miguel Ríos o Tequila, se encuentran en Maneras de vivir. Leño y el origen del rock urbano, una biografía oral -narrada en orden cronológico y solo con declaraciones- firmada por Kike Turrón y Kike Babas.

El libro es el complemento a una operación de rescate de la discografía del trío, que solo operó entre 1978 y 1983, y que se concreta en la edición de una caja con sus cinco discos oficiales -dos en directo- y un DVD adicional con imágenes de conciertos y entrevistas. "Tomé conciencia de que quería ser músico a los 14 años, con una guitarra acústica que me dio mi abuelo", recuerda Rosendo, quien con su Stratocaster empezó a dar que hablar en Ñu, junto a José Carlos Molina. Corría 1978 cuando "cumplí mi sueño, dejé el curro" y el de Carabanchel creó Leño junto al batería Ramiro Penas y el bajista Chiqui Mariscal, que ya en el primer disco fue sustituido por Tony Urbano.

Su sonido crudo, con olor a brea de asfalto, cristalizó en un debut homónimo que dio a conocer un raka raka guitarrero que convirtió un disco de sonido endeble en un clásico gracias a temas como El oportunista -"ahora mola el rock´n´roll"- ; El tren, "una apología del viaje y los tripis"; o Este Madrid, que se grabó cuando nacía el hijo de Rosendo.

Ya con bastantes seguidores, se grabó Más madera (1980), para algunos su disco "fallido" y también producido por Teddy Bautista, quien acercó al grupo a la new wave, siguiendo el modelo de Police, rebajando la rabia eléctrica del repertorio e introduciendo sintetizadores. A pesar de ello, se advierte un avance en las letras y agrupa algunas de las mejores canciones de Leño, de Sí señor, sí señor a Cucarachas y La noche de que te hablé, además de buenos rocks como No voy más lejos y Como debe de ser. "Incomprendido por nuestra gente, a mí me gustó mucho, nunca renegamos de él. Aceptamos su sonido porque Teddy era Dios", recuerda Rosendo.

Con parte de sus fans descolocados y sabedores que lo mejor de Leño se encontraba sobre los escenarios, el trío grabó su tercer disco en directo. "Éramos más duros, veníamos del directo", explican en el libro. En directo se grabó en 1981 en la sala Carolina de Madrid, con el refuerzo de saxo, secuenciadores y coros de Luz Casal. La caja también agrupa En vivo 83, un concierto ofrecido en Barcelona ante más de 150.000 personas pero que se editó dos décadas después.

La antología se completa con su último disco de estudio, cuando "la cosa ya estaba rara entre nosotros porque el resto no ponían el empeño que debían y, además, no había un avance profesional importante", rememora Rosendo, que todavía hoy considera "una incógnita" por qué Leño no vendió como Obús y Barón Rojo. Corre, corre se grabó en Londres, en 1982, con el productor Carlos Narea y en los estudios de Ian Gillan (Deep Purple).

El libro recuerda múltiples anécdotas de esas semanas - "no teníamos ni para comer", uno de sus miembros pasó por la cárcel, el encuentro con Rory Gallagher?- y recoge también las declaraciones de músicos vascos que vieron a Leño, en Getxo, en un concierto contra la central de Lemoiz. Roberto Moso, de Zarama, que también actuó ese día, recuerda que fue "una de esas ocasiones en las que sientes que estás viendo a una banda en el momento perfecto". Para Fermín Muguruza, entonces un punk pre-Kortatu, "Rosendo era Dios, un referente en mi cuadrilla".

qué desilusión Corre, Corre es el disco de una banda en su mejor momento, previo a una gira multitudinaria junto a Miguel Ríos y al juicio con la discográfica Zafiro. Incluía el libertario Entre las cejas; trallazos como No se vende el rock & roll; el blues La fina, "ralentizado por el costo afgano"; o declaraciones de principios como No lo entiendo y ¡Qué desilusión! Esta última, que cerraba el CD, fue su epitafio. Rosendo cantaba en ella "soy compañero de nadie y viajo solo en mi vagón". Ahí sigue, pero esa es otra historia.