donostia

una excelente exposición sobre las arquitecturas de José Manuel Aizpurua & Joaquin Labayen, comisariada por Ángel Medina Murua, presenta el catálogo de proyectos realizados por ambos arquitectos en el País vasco en las décadas de los 20-40, en la Ganbara del KM donostiarra.

Dibujos, planos, fotos, y maquetas, de estos arquitectos adscritos al Gatepac, e inscritos en el movimiento de la Bauhaus alemana, son presentados con sobriedad y buen gusto, acompañados por fotografías, publicaciones, prensa, y una silla, entresacados de la tesis doctoral que el comisario presentó con brillantez en la Universidad de Navarra.

La arquitectura en España no existía, no había arquitectos, había pasteleros, proclamaban Aizpurua y Labayen en su momento. Frente a ellos ambos autores proponían sobrios y racionales edificios y espacios, líneas rectas, y volumetrías limpias y geométricas, ámbitos para la reflexión y la inteligencia frente a ideologías y concepciones nacionalsocialistas. A la sinrazón de la guerra, la violencia, y la muerte, ellos oponían las pasiones frías, inteligentes, y dotadas de funciones para la vida.

La línea recta se imponía en la mayoría de los proyectos realizados en el estudio taller de ambos arquitectos para Tolosa, Donostia, Bilbao, Iruñea, y Madrid. Cemento, vidrio, y acero son sus elementos fundamentales. Arquitecturas blancas, herencia de la ideas higienistas y puristas de la época. Solo colores puros (rojo, azul y amarillo) en los planos y en algunas propuestas de fachadas tomadas de los constructivistas y suprematistas rusos y holandeses (Mondrian y Malevich entre ellos) para la Imprenta Laborde y Labayen de Tolosa, La Casa Arcelus Enea (1928), El Club Náutico de Donostia (29), La Pastelería Sacha (30), la Casa Olasagasti (31), el Grupo Escolar S. Francisco de Bilbao (32), la Casa de tipo económico (32), el Centro Eusko Pizkunde (33), el Hospital de San Sebastián ((33), el Museo de Arte Moderno (33), así como para la Sociedad Gastronómica Cultural Gu (34), las Viviendas de San Sebastián (38), y para el Autoservicio Arriarán de Tolosa (1946).

Líneas rectas y algunas curvas contundentes, tomadas del racionalismo de Gropius y Corbu, y del organicismo de Wright son sus elementos fundamentales. Eso, y mucha pasión, contra unas ideas y un ambiente que se presentían en el ambiente de la preguerra española y que además sufrieron en carne propia. A ambos arquitectos, honor, memoria, y agradecimiento.