HAY noticias que tienden a pasar desapercibidas. Pese a su importancia, apenas suponen un pie de foto o un breve texto de agencia. Es lo que ha pasado con un acto de generosidad, como el de la familia del pintor José Barceló (1923-2001). Su viuda María Jesús Galíndez ha hecho entrega el pasado 12 de septiembre a la Universidad del País Vasco de sendos cuadros del artista nacido en Cartagena. Excelente oportunidad para volver a encontrarse con su legado artístico.
En 1946, Barceló se traslada a Bilbao, ciudad donde transcurrirá toda su vida. Durante este tiempo se incorpora a los más interesantes debates culturales vizcainos, junto a importantes artistas y escritores del momento. Pronto, su obra incorpora sentimientos sociales muy arraigados que aúna con un muy especial sentido lírico.
Todo ello sin abandonar las técnicas clásicas, ni perder la hondura de una pintura bien construida y llena de matices. Ha pasado a la historia por ser - si no el primero- uno de los creadores que en el ámbito vasco antes abandonan el rastro figurativo para situarse en el ámbito de la abstracción. Capítulo creativo en el que, asumiendo el pasado, va ser un renombrado maestro llegando a alcanzar el máximo galardón de la VII Bienal de Alejandría (1968), importante foco cultural de la época.
José Barceló tiene obra en los Museos de Bellas Artes de Bilbao, Gasteiz, Santander, Cuenca, Salvador Allende de Chile, Barcelona, Pollença, Elche, Nicaragua, Ayuntamiento de Bilbao, Universidad de Deusto y ahora también en la del País Vasco. Los trabajos donados están fechados en 1990, época de búsquedas y experiencias múltiples.
Son muy diferentes. Cantábrico asume las dimensiones panorámicas del paisaje y ofrece una sinfonía cromática que se distribuye por planos y donde se manifiesta el chasquido expresivo del agua y la herencia estructuradora de las facetas cubistas. Figuras tiene un formato alargado y propicia la sensación de una impronta como de collage pictórico. Muestra seres humanos como rasgados, vaciados y como ausentes. Cuenta con contrastes más pronunciados, sin dejar de ser serenos y armoniosos. Delicadeza plástica en la que se produce la leve tensión de la representación. Rigor, expresividad y experiencia cromática que resumen el especial y delicado universo del artista. Una especial síntesis de tradición y modernidad.
Los dos cuadros de José Barceló se exhiben de modo permanente a la entrada y en el tercer piso del Bizkaia Aretoa, el Paraninfo de la UPV/EHU en Abandoibarra. Una excelente oportunidad para poder percibir su obra y visitar al mismo tiempo el edificio concebido por el arquitecto portugués Alvaro Siza da Vieira.