Barcelona. Los éxitos acumulados por la película Pa negre, de Agustí Villaronga, con triunfos absolutos en los premios Gaudí y en los últimos Goya, y la elección para competir por los Oscar, son la guinda de un cine catalán en pujanza que comienza a ser reconocido fuera de sus fronteras.
La gran noticia que recibió ayer el equipo de Pa negre se produjo la misma semana que el gerundés Isaki Lacuesta se hizo con la Concha de Oro en Donostia y en la que el Gobierno catalán cerraba una herida abierta con Hollywood desde hacía 12 años, con un acuerdo que permitirá el próximo año el doblaje al catalán de 25 películas, cinco veces más que en 2010. La decisión de la Academia de Cine -cuya vicepresidenta es la catalana Judith Colell- de seleccionar por primera vez para representar al Estado español en los Oscar una película en catalán da carta de normalidad a una cinematografía que produce al año más de un centenar de títulos, de ellos una treintena en versión catalana.
Aunque Villaronga es un director de culto y minoritario entre el público, por detrás llega una generación de jóvenes cineastas descarados, que han irrumpido con fuerza en el panorama estatal e incluso internacional. Es el caso de Juan Antonio Bayona, triunfador con El orfanato, y Jaume Balagueró, exitoso director de las dos primeras entregas de REC junto a Paco Plaza, que pronto estrenará Mientras duermes.
La nómina de directores catalanes más veteranos que han proyectado su éxito más allá del ámbito lingüístico del catalán es larga con nombres como Joaquim Oristrell, Bigas Luna, Jordi Bayona, Pere Portabella, Antonio Chavarrías, Manuel Huerga, Rosa Vergés y Ventura Pons.
Y en ese magma hay también ejemplos de directores a los que su propia visión del cine les ha llevado a realizar películas directamente en inglés, como Isabel Coixet o Jaume Collet-Serra, primer español en liderar la taquilla estadounidense gracias a Sin identidad. La industria del cine catalán vivió su renacimiento a partir de 1975, cuando con el fin de la dictadura franquista y la recuperación de la democracia se volvieron a producir filmes en catalán.
Esta recuperación se consolidó a partir de 1983 cuando se creó TV3, la televisión autonómica, que apostó por películas y culebrones en catalán que sirvieron de cantera para formar a directores, actores y técnicos, y que continuó su apoyo a la producción audiovisual con los telefilmes. Sin dejar de ser un cine subvencionado, el cine en catalán dio otro paso adelante en 2010, con un cambio de dinámica: la apuesta por grandes producciones.