BILBAO. "La parte musical está perfecta, hemos hecho un intensivo este fin de semana", asegura la compositora y cantante navarra Aurora Beltrán, a escasas horas del concierto que grabará en la villa y que será su segundo disco en solitario.

Sale de una especie de letargo público para grabar un disco en vivo.

Sí, en Bilbao, en un formato muy bonito, con chelo, dos guitarras y un teclado a cargo del vizcaino Israel Santamaría. Será en formato acústico y habrá una escenografía muy completa y cuidada en los detalles, algo no habitual en los conciertos, en los que se sale con la ropa normal. En este caso, hay vestuario especial también (risas). Será una sorpresa.

¿Tiene eso que ver con el título del disco que vendrá, 'Museo púrpura'?

Tiene que ver con la estética de las canciones, que serán de mi debut en solitario, Clases de baile, algunas de Tahúres, como Azul y Afiladas palabras, y un tema nuevo, Invicta.

Suena a declaración de principios.

Tiene que ver con mi última época, con muchos problemas de salud. Y sigo ahí, pero como soy muy optimista amanezco siempre pensando que todo irá mejor. Hay gente que está peor que yo pero lo mío es serio, la verdad. Tengo una enfermedad renal crónica que si la padeces sabes en qué termina. Se trata de ralentizarla. Además, en mayo me quitaron un ovario debido a un tumor. Afortunadamente, era benigno. Eso sí, me cuido y me someto a una dieta macrobiótica muy espartana.

En Bilbao también hará alguna versión... algo habitual en sus discos.

Sí, he hecho de Springsteen, Iggy Pop… En este caso, haré una adaptación al castellano de un tema de Duran Duran, Ordinary world. Grabando un disco con Tahúres en Puerto Banús nos encontramos allí al grupo cuando estábamos viendo un documental de ellos en la tele. Ese estudio fue muy importante.

¿Habrá también DVD del concierto?

Sí, se grabará en alta definición. Lo bueno del Arteria Campos es que dispone de medios técnicos muy importantes para grabar vídeo y audio. El teatro nos eligió para abrir temporada y decidimos que era un buen momento para poder grabar.

El disco lo editará usted misma, ¿no?

Sí, con Aurora Records, como el anterior. Nos falta infraestructura y no llegas a todos los sitios, aunque tienes la ventaja de que tú lo haces todo.

¿Con ganas de embarcarse en una aventura en estos tiempos de crisis?

Es que no hay otro remedio. La situación es indescriptible, pero soy una persona que intenta no quejarse porque se puede estar peor (risas). Tenemos la suerte de que tener trabajo depende de nosotros y lo estamos llevando a cabo con pocos medios, apelando a todos los que trabajan a nuestro alrededor y que es gente joven.

Cuando hay pocos medios, hay que ponerle muchas ganas.

Eso es. Y cabeza, mucha imaginación. Si miras hacia atrás no apetece arriesgarse y piensas que el dinero y los esfuerzos pueden caer en saco roto porque en este país no hay una educación sobre lo que representa para gente como yo hacer una autoproducción. Pero es la única ma-nera de decir que estamos aquí y que grabaremos en directo caiga quien caiga. Aunque caiga yo misma.

Mucha gente pensaba que se había retirado después de Tahúres Zurdos.

Es normal porque antes estaba mu-cho en los medios de comunicación y ahora estoy en otro plano. Me ha si-do imposible encontrar una compañía de discos o salir en la televisión. Le pasa a todo Dios porque pillan productos y grupos que se dejan ma-nejar. A estas alturas, con casi 30 años de profesión sería de gilipollas pensar que estoy para que me manejen. Quien me sigue sí sabe de mi disco en solitario y mis últimas colaboraciones con Rosendo y Barricada.

¿Cree que la industria y los fans le deben algo? ¿Ocupa el lugar merecido siendo, junto a Luz Casal, la pionera del rock femenino en español?

Nunca pienso en eso. Lo importante es que cada uno sepa dónde está. No voy a ir de llorona diciendo que la crítica o el público me deben tal cosa. Con saberlo yo… Me siento cómoda y si logro promoción, como con esta entrevista, pues estupendo.

Traerá una banda casi femenina...

Sí, conmigo va Ana Rada, (guitarra y coros), que ya estuvo en los últimos años con Tahúres; Rosa Cedrón, cantante de Luar na Lubre en su día, que se ocupa del chelo y anda con su ca-rrera en solitario al margen de las grandes compañías. Los artistas que sabemos manejar nuestras carreras somos molestos para ellas, prefieren prescindir de nuestros servicios. En este país el talento y la accesibilidad a los medios no tienen nada que ver. Basta con escuchar la radio y ver la tele para comprobarlo. Y el grupo lo completa el teclista masculino.

¿Mantiene lo que cantaba en Tocaré

Efectivamente. La música no tiene nada que ver con lo que sucede a su alrededor. Yo amo la música pero hay cosas que hay que hacer que no son tan agradables: mientras otros se di-vertían de jóvenes yo estaba en casa estudiando, repasando, cantando, tocando… Y eso no concluye nunca. Eso está implícito en el trabajo aunque hay mucha gente que piensa que nosotros chasqueamos los dedos y, de repente, sabemos tocar y componer.

Falta de educación cultural.

Puede ser. Aquí el músico sigue siendo un personaje frívolo, que no ha querido trabajar en un oficio de verdad y que vive del cuento. En este país da la impresión de que la gente habla porque tiene un agujero en la cara. Y lo hacen sin cortarse aunque no sepan, porque la ignorancia es muy atrevida. Y ahora, además, el músico se ocupa de la producción, edición, fotografía, distribución…

¿Tocará "hasta que los dedos le sangren", como cantaba con Tahúres?

Literalmente. El fin de semana pasado me pasó después de tocar cuatro horas el sábado y ocho el domingo. Los dedos me echaban bombas. Metafórica y literalmente, tocaré hasta que mis dedos sangren y mis riñones me lo permitan.