EL recurso del techo rígido plegable vuelve a dar interesantes resultados. Esta vez el agraciado es un Renault. El fabricante francés completa la gama Mégane con una carrocería convertible que constituye su sexta interpretación formal. El nuevo Coupé-Cabriolet concilia el porte fascinante inherente a este tipo de automóviles con una acusada vocación práctica. Ofrece cuatro plazas y habilita un razonable hueco de carga. Está disponible con una motorización gasolina y tres dCi (de 110 a 160 CV) a partir de 25.400 euros.

El sucesor del último CC no es la única aportación de Renault a la moda estival del destape. La casa del rombo programa para las próximas semanas (llegará a final de verano) el lanzamiento del Wind, un descapotable de proporciones escuetas con techo rígido y dos plazas. A diferencia de esta creación, que se dirige preferentemente al sector más joven de la clientela, el Mégane convertible se abre a un abanico de compradores potenciales mucho más amplio. Su envergadura, su capacidad y sus motorizaciones lo acercan a todas esas personas encantadas con la posibilidad de disfrutar de la conducción al aire libre que no renuncian a las comodidades ni a las prestaciones de un automóvil moderno.

La solución de capota retráctil de fibra obra en unos segundos el pequeño milagro de la metamorfosis. Sólo con pulsar un botón, en apenas 21 segundos, el vistoso coupé se acaba transformando en un no menos sugestivo cabriolet, y viceversa. Para convertirse en lo que es y adaptar este sistema de techo de quita y pon, el último de los Mégane ha tenido que sufrir una serie de transformaciones.

Para empezar ha alargado su eslora hasta los 4,48 metros, 13 centímetros más que su antepasado; este suplemento se reparte entre la batalla (8 cm) y el voladizo posterior, inusualmente largo para dar volumen al maletero. El cofre de carga, provisto de cierre automático, es algo más pequeño y funcional que en la edición anterior: ofrece 417 litros cuando la cabina va protegida, pero deja algo más de hueco que antes (211 litros) cuando aloja en su interior las dos piezas que conforman el techo. Una de las singularidades del mismo es que está fabricado en fibra semitransparente (va ligeramente oscurecido para filtrar los rayos del sol), circunstancia que confiere al habitáculo una grata luminosidad. Dicha claridad redime a los ocupantes de las plazas traseras de la sensación de claustrofobia que pueden provocar el declive del techo o la limitación de espacio para las piernas.

El Coupé-Cabriolet también ha reforzado su estructura para ganar rigidez y soportar el aumento de peso respecto al envase convencional (el techo y su maquinaria añaden 110 kg). Como es habitual en este tipo de diseños, las puertas alcanzan mayores dimensiones para facilitar el acceso al asiento posterior. Lo que apenas cambia en el modelo es la concepción de la cabina, cuyo aspecto es muy semejante al que muestra el resto de la gama Mégane. Dispone cuatro verdaderas plazas, más aprovechables para pasear a cielo abierto que viajando a cubierto. Las butacas delanteras pueden acoger ocupantes de casi todas las tallas -sólo los más altos acusarán levemente el recorte en la longitud del parabrisas-, en tanto que las plazas de atrás resultan más indicadas para personas poco corpulentas. A fin de paliar las molestas turbulencias al circular sin capota, el nuevo CC del rombo incorpora de serie una pequeña pantalla situada entre los cabezales traseros; también oferta la opción de un deflector tradicional transversal, elemento más eficaz como cortavientos que comporta el inconveniente de inutiliza el asiento posterior.

diésel y gasolina Renault anima esta seductora proposición con cuatro motores, uno de gasolina y tres dCi. El primero de ellos es el Tce 1.4 de 130 caballos. La oferta gasóleo se escalona comenzando por el 1.5 de 110 CV y culmina con el 2.0 de 160 CV, dejando en un punto intermedio el equilibrado 1.7 de 130 caballos. Todos los propulsores van asociados a caja manual de seis relaciones; el turbodiésel básico ofrece la oportunidad de solicitar también una transmisión automática de seis relaciones con sistema de doble embrague.

Los precios de la gama Coupé-Cabriolet van desde 25.400 a 31.000 euros, dependiendo de la motorización y del acabado. El más sencillo de los dos propuestos por el constructor francés concede unas correctas dotaciones de seguridad y confort. Éstas incluyen media docena de airbags (frontales, laterales y antideslizamiento en las banquetas delanteras), arcos con activación pirotécnica para protección en caso de vuelco, control de estabilidad, climatizador de doble control, etc.

En consecuencia, la nueva aportación a la familia Renault trasciende la condición de mero capricho y se perfila como una alternativa de compra sensata para un sector de público más amplio de lo que parece a primera vista. Sus destinatarios son personas de todas las edades, desde jóvenes hedonistas a parejas maduras cuyos hijos por fin dejaron el nido. Todas ellas comparten un cierto entusiasmo por el automóvil y desean gozar de las sensaciones de un descapotable sin sufrir sus inconvenientes.