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Alboka, el sonido melódico del viento

Los músicos Ibon Koteron y Xabier Valle publican un disco-libro sobre el legendario instrumento vasco

Alboka, el sonido melódico del vientoFoto: Deia

Bilbao. La alboka, el denominado "clarinete doble vasco", no es nada sin el aire. Y aire, viento y amplitud de miras le ha dado Ibon Koteron (Bilbao. 1967) a este instrumento ancestral vasco históricamente infravalorado, en la última década y media, en principio con apoyo de Kepa Junkera y su disco compartido, Leonen orroak. Su título dio nombre posteriormente a una asociación musical. Esta es la responsable, junto a Koteron, de la publicación del disco-libro Alboka 2.1 Bizialdi Berria upgrade, donde se ofrece un repaso histórico, partituras y un repertorio sónico que mezcla la alboka con aires e instrumentos diversos. "En este siglo estamos preparados para recuperar la riqueza del instrumento dejada por el camino", aseguran desde la asociación.

Inicio de una colección Es precisamente la asociación Leonen orroak la responsable de este atractivo libro-disco, que se presenta como el primer volumen de la colección Lur soinuak.

El trabajo, además de una veintena de partituras para interpretar el instrumento, incluye un disco con un repertorio ecléctico interpretado por Asier Ercilla, David Nanclares, Rubén Isasi e Ibon Valle, además de Ibon Koteron, principal recuperador de la alboka en los últimos años, desde su ya lejana experiencia conjunta con Junkera, en Leonen orroak, disco de 1996 que prestó su nombre a la asociación actual, y su trabajo en solitario, Airea, con Kepa como productor.

Utilizando la memoria colectiva como mecanismo de defensa de las culturas, especialmente de las minoritarias, Koteron le otorga un papel especial al papel de instrumentos como la alboka. Ibon sabía del trabajo realizado por el mítico León Bilbao, aunque no se involucró en el aprendizaje del instrumento hasta los 20 años. Desde entonces, no ha parado en un trabajo incansable que busca ampliar "el escaso repertorio del instrumento", a la vez que modernizarlo y fusionarlo con "aires nuevos", como prueban sus colaboraciones con músicos de Armenia, Finlandia, Cerdeña, Córcega, Islas Británicas y Galicia.

Y como Koteron asegura que la alboka "sigue siendo un instrumento desconocido y se considera de andar por casa y con sólo media docena de notas", surge este disco-libro, que pretende acercarlo a la sociedad, en general, y a los interesados en la música en particular. Partiendo de la constancia de un uso tradicional del término "albokas", en plural, en las crónicas de Garibai, en 1443, Koteron, Xabier Valle y Manu Gojenola recuerdan en su escrito que la alboka ha constituido siempre "una pluralidad" con sus dos tubos, dos boquillas, dos sonidos... en un único instrumento, aunque "también con diferentes tamaños y escalas de un instrumento a otro".

El texto refleja que en las tres últimas décadas han servido "para unificar y normalizar la pluralidad de las albokas", por lo que, en estos momentos, en este siglo XXI, "estamos preparados para recuperar la riqueza dejada por el camino, y este trabajo es un primer paso en esa dirección".

Posteriormente, el libro recoge los elementos fundamentales de toda alboka (tubos, boquillas y el cuerno) y explica "interioridades" como sus características físicas y musicales, habla de su duplicidad de sonidos y de sus escalas, a la vez que ofrece también las partituras del repertorio del disco adicional. Todo en euskera, inglés y castellano.

El disco La grabación incluye un repertorio interpretado por el propio Koteron junto a Asier Ercilla, David Nanclares, Rubén Isasi e Ibon Valle, alterna los temas y melodías tradicionales, como jotas, marchas y espatadantzak, con otros firmados por Koteron, Tijuana in Blue, Gordon Duncan o Mikel Laboa, de quien interpretan Martxa baten lehen notak. Todos son instrumentales, a excepción de Lo hadi aingürüa, mítica canción de cuna de Iparralde. Musicalmente, destaca por su eclecticismo, ya que el sonido de la alboka realiza un maridaje con instrumentación variada (trikis, txalaparta, percusión electrónica, guitarras, pandero, flautas...) y ritmos diversos (euskaldunes, celtas, medievales, zíngaros, gallegos...). Aliento, soplo, espíritu, música... La alboka busca remontar el vuelo.