bilbao. Su música podría apenas rozarte. Suena templada y suave. Otros, con sus ritmos, te masajean y reconfortan. Pero es una impresión inicial falsa en el caso de Tulsa, el proyecto liderado por Miren Iza, que ha editado esta semana su segundo disco, Espera la pálida (Subterfuge). En sus canciones, la compositora, cantante y guitarrista vasca utiliza la Americana, la música de raíces estadounidense, para removerte las entrañas hablando del horror del desengaño emocional y la soledad. Del dolor. A caballo entre Chris Isaak y Lucinda Williams, otros tullidos del corazón. En marzo, Tulsa se dejará caer por Durango junto a Christina Rosenvinge.
¿Es un pájaro o un avión? No, es Supermán. ¿Es el proyecto de Miren o un grupo al uso? No queda claro en el caso de Tulsa, el proyecto impulsado por Iza (nacida en Gipuzkoa, residente en Getxo durante años y ahora con casa en Madrid) tras la disolución de las garajeras y rockeras Electrobikinis, a quien conocimos por un ep y un debut, Sólo me has rozado, en 2007, disco que, gracias a canciones como Carretera, Oviedo, Estúpida, Seguramente me lo merezco y Contigo tocaré el cielo, fue nominado al Grammy Latino como Artista Revelación y a los MTV European Music Awards.
Simples anécdotas en su caso. Lo importante es la música. Esa que ya le gustaba cuando viajaba, casi adolescente, junto a Electrobikinis. Hablamos de Wilco, Bob Dylan, Nick Drake, Cat People, Neil Young y Will Oldham. Por eso, el siguiente paso fue pasarse al castellano, en el que reincide con este disco nuevo. "Sólo volvería a escribir en inglés si me enamorara de un americano, me llevara a vivir a Wichita y después de 20 años viviendo allí, en nuestra casa móvil, sintiera que es hora de que me entiendan mis vecinos", asegura Miren con sentido del humor.
Y es que las letras de Miren resultan vitales en su propuesta musical, que sigue fiel a la Americana, a la música de raíces de aquel país. Su nuevo repertorio, una decena de canciones más una versión de Into my arms de Nick Cave (preciosa y desnuda) que sólo se consigue en el formato digital por "imposición" del australiano, sigue siendo una colisión folk, rock, country y pop. Casi siempre a ritmo de balada y tiempos medios electroacústicos. Con su voz susurrante al frente, esa que la emparenta con Rosenvinge. "No me molesta la comparación porque me gusta, aunque no veo claramente el parecido. Quizás algo en el timbre", explicó a DEIA.
En la formación actual de Tulsa, siguen al frente sus escuderos Miguel Guzmán y Alfredo Niharra, guitarristas que ahora encuentran "competencia" en el multiinstrumentista Charlie Bautista. Mucho mástil de lujo ¿eh? Y tenues teclados usados como argamasa. Da igual, cada uno está en su sitio, sin dar una nota de más, haciendo sonar la canción minimal pero sentida. Espectral, crepuscular o rockera, según el caso. El mérito es cosa de la producción de Karlos Osinaga, miembro de Lisabö y responsable del sonido de Anari, quien, por cierto, canta en castellano (!!y cómo!!) junto a Miren en La araña.
En esa canción, Miren habla de la relación opresiva de una madre con su hija. Al final, llega la asfixia, el dolor. Como en la mayoría, a excepción de El duelo, un canto al hedonismo, a la noche y a "la ronda de Baco". Matxitxako, Algo ha cambiado para siempre, Alguien viene por lo suyo... son temas sobre el horror del desengaño y la desdicha emocional. Con versos sencillos pero más poéticos y alegóricos que antes, Miren le canta a los despojos emocionales en que se convierte esa gente que te ofrece "crecer en mi pecho y ver latir mi corazón abierto", pero que acaba sola y rota, "como una nuez", después de que su pareja vaya al sur y a ella le dice que se quede con el norte. Eso sí, escéptica pero con fe, ya que Miren reincide y se muestra dispuesta a tirarse al "barro". A revolcarse en él. A intentarlo de nuevo. Así es la vida ¿no?.
CON BUNBURY Y MCENROE El debut discográfico de Tulsa fue uno de los mejores de la temporada en el panorama indie estatal. No pasó desapercibido para el oyente más "puesto", ni la prensa especializada, ni los festivales. Colega de bandas getxotarras como Zodiacs y McEnroe, Miren, como pasa también con la vizcaina Rubia, empieza a ser solicitada para colaborar en discos de otros artistas. Además de su paso por los estudios para añadir voces en los discos de McEnroe (en el actual, el segundo y maravilloso Tú nunca morirás, se "sale"), el último en solicitar sus servicios ha sido el vendedor Enrique Bunbury.
En el inminente nuevo disco del aragonés, que llevará por título Las consecuencias y se publicará en febrero, participa Miren con coros en varios temas, además de una colaboración estelar en su single, Frente a frente, una versión de un tema de Jeanette con la que la vasca dice estar encantada. Merece la pena disfrutar del oscuro y fantasmal videoclip, rodado por el director de El orfanato, Antonio Bayona, con Miren que parece la hija de Lucinda Williams, el aragonés cantando desde un ataúd y la propia Jeanette en el epílogo.