Europa ha puesto los ojos en Euskadi. El Consejo Europeo de Investigación ha concedido una de sus prestigiosas ayudas ERC Starting Grant a la investigadora bilbaína Leire Bejarano, que desarrollará en el Instituto de Investigación Sanitaria Biogipuzkoa, perteneciente al Departamento de Salud del Gobierno Vasco, el proyecto METAVASC. El objetivo final es poder llevar los avances en este campo a la práctica clínica, abrir nuevas oportunidades a los pacientes y reforzar la proyección internacional de la ciencia vasca en el ámbito de la salud.

¿Qué supone personal y profesionalmente recibir esta ayuda?

Profesionalmente es un honor porque supone un reconocimiento a toda la trayectoria y al trabajo de años. Estoy muy contenta porque me va a permitir formar mi grupo de investigación y desarrollar las vías de estudio sobre la metástasis cerebral que quería abordar de forma independiente. En lo personal, significa poder volver a Euskadi con muy buenas condiciones. Soy de Bilbao y estudié, hice el doctorado y el postdoctorado fuera. Ahora me hace mucha ilusión regresar a casa.

¿Qué importancia tiene que la investigación se lleve a cabo en Gipuzkoa?

La metástasis cerebral es un problema relevante en Euskadi y en todo el mundo. Aquí hay una buena red de colaboración entre clínicos y básicos, y el instituto donde estoy, en Donostia, está al lado del hospital. Es un punto estratégico para hacer investigación básica con enfoque traslacional. Además, traer esta investigación a Euskadi contribuye a potenciar la ciencia básica, y estoy feliz de aportar en ello.

¿Qué le llevó a centrarse en el estudio dela metástasis cerebral?

Desde mi doctorado en el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) me interesé por los tumores cerebrales. Me llamaban mucho la atención por la complejidad del órgano, la falta de tratamientos y la baja supervivencia de los pacientes. Empecé investigando los glioblastomas y, ya en el postdoctorado, amplié al estudio de la metástasis cerebral. Ha sido el eje de toda mi trayectoria y ahora quiero seguir profundizando en ello con mi propio equipo.

“Recibir una ayuda ERC es un honor y una oportunidad para desarrollar mi propia línea de investigación”

¿En qué punto están actualmente las investigaciones sobre esta enfermedad?

Queda mucho por descubrir. En tumores primarios se han logrado avances con terapias innovadoras como la inmunoterapia, que prolongan la vida de los pacientes, pero en tumores cerebrales los resultados no son tan buenos. El cerebro es un órgano difícil de acceder. Las células inmunes están más suprimido, lo que hace que sea necesario investigar para averiguar que terapias ayudan a mejorar el pronóstico y la supervivencia.

¿Cómo es trabajar en este campo con la presión de tener que encontrar soluciones?

Hay muchos investigadores en este ámbito y cada uno intenta aportar su granito de arena. Sabemos que es un reto enorme, pero el objetivo es mejorar la vida de los pacientes.

¿Qué obstáculos se está encontrado a la hora de desarrollar el proyecto?

Como en toda investigación básica, probamos muchas cosas para que funcione una sola. El mayor reto es encontrar la clave que permita obtener resultados que se puedan aplicar en humanos. Otro desafío es que trabajamos con modelos de ratón, que no siempre se validan en pacientes. Por eso es tan importante estar en un entorno como Biogipuzkoa, al lado del hospital, porque nos facilita la validación en muestras humanas y guiar mejor la investigación.

“El mayor reto es encontrar la clave que permita trasladar los resultados en ratones a los pacientes”

¿Es posible pensar en avances a corto o medio plazo?

Los tiempos son largos. Lo que hacemos en el laboratorio es investigación básica, y trasladar los resultados a los pacientes implica ensayos clínicos complejos. No todo lo que vemos en ratones se puede aplicar en humanos. Estas ayudas del ERC son tan valiosas porque refuerzan la investigación básica que luego permitirá dar el salto clínico.

¿No resulta desalentador trabajar tanto sin ver resultados inmediatos en pacientes?

Lo tenemos interiorizado. Nos apasiona lo que hacemos y sabemos que es un proceso largo. Cada pequeño avance en el laboratorio ya es motivo de alegría, aunque tarde años en llegar a la práctica clínica.

Ha estado en la Universidad de Lausana. ¿Qué le aportó esa experiencia?

Ha sido muy enriquecedor. Como muchos investigadores, salir fuera me ha permitido aprender nuevas técnicas, establecer colaboraciones y ver otras formas de trabajar. Han sido seis años muy alentadores y ahora traigo ese aprendizaje de vuelta a Euskadi.

"Aquí, las oportunidades no son tan buenas como en el extranjero. Encontrar puestos estables y financiación para establecer un laboratorio propio es muy difícil"

¿Se valora lo suficiente la investigación sanitaria en el Estado?

–Creo que en otros países europeos la retribución y las oportunidades son mejores. Aquí se intentan hacer cambios, pero todavía las condiciones de financiación y estabilidad están por detrás.

Muchos investigadores han tenido que irse fuera. ¿Eso desanima?

Salir al extranjero forma parte de nuestra carrera, yo misma lo hice para aprender y crecer. El problema llega cuando intentamos volver a casa. Encontrar puestos estables y financiación para establecer un laboratorio propio es muy difícil. La mayoría queremos regresar, pero las oportunidades no siempre son tan buenas como en el extranjero.

¿Qué habilidades son esenciales para liderar un proyecto como este?

La resiliencia. Tener un laboratorio implica enfrentarse a imprevistos y a veces las cosas no funcionan como esperas. Hay que adaptarse, buscar nuevas vías y seguir adelante.

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"No he sentido que ser mujer me haya puesto en peor situación que a los hombres. Aún queda trabajo por hacer, pero la situación es mejor que la de antes"

¿Qué mensaje daría a los jóvenes que aspiran a seguir una carrera científica como la suya con un proyecto tan importante?

Les diría que si les gusta la ciencia, lo intenten con todas sus fuerzas. A veces recibes negativas, pero eso no significa que siempre vaya a ser así. Hay que insistir y luchar por lo que uno quiere.

¿Es fácil ser mujer en el ámbito científico?

Hemos avanzado mucho en los últimos años. Las generaciones anteriores lo tuvieron más difícil y lucharon para abrir camino. Gracias a ellas, yo no he sentido que ser mujer me haya puesto en peor situación. Aún queda trabajo por hacer, pero la situación es mejor que la de antes.