La ilusión por estrenar un teléfono móvil nuevo, el interés por ponerlo a punto para recuperar y activar todas las aplicaciones que tenía el anterior, por pasar de uno a otro fotos, vídeos, documentos para que nos haga el mismo servicio que antes de la mudanza puede hacer que descuidemos la seguridad de nuestro nuevo aparato y permitir que quede una brecha por la que pueden colarse algunos malos y hacerse con nuestros datos.

Por eso no son pocos los expertos que recomiendan una acción de seguridad muy concreta cada vez que compremos una terminal de teléfono nueva. Y para que no se nos olvide, debe ser lo primero de la lista de tareas nada más desembalarlo. Se trata de algo muy sencillo, simplemente hay que despegar la pegatina blanca con varias series de números que encontraremos en la parte de atrás de ese móvil.

Cógigos de barras de diferentes usos y abajo a la izquierda, el IMAI. Solomon

El número IMEI

Se trata de quitar de la vista general uno de los números que aparecen en ese adhesivo. Hay que evitar que nadie tenga acceso, casual o intencionado, al número IMEI. Este código es único e identifica ese terminal en concreto, por lo que si algún malintencionado se hace con él, pueden quedar expuestos todos los datos privados de su propietario e incrementar notablemente el peligro de ser víctima de un fraude o de un robo de identidad.

El número IMEI (siglas de International Mobile Equipment Identity, Identidad Internacional de Equipos Móviles en castellano) es un código único que identifica cada uno de los móviles a nivel mundial, su identificador individual, su matrícula intransferible.

Gracias a este número, el operador de telefonía, en caso de necesidad, puede localizarlo en la red y bloquearlo en caso de que lo hayan robado o acceder a él con tu permiso si se necesita algún tipo de ayuda técnica. También es el dato que se necesita para liberarlo y poder utilizarlo con cualquier operadora.

Cada IMEI tiene 15 cifras que incluyen referencias al fabricante del aparato y al país de fabricación. Este código se divide en cuatro partes:

TAC o Type Allocation Code:

Son los seis primeros números. De los cuales, los dos primeros indican el RBI, la entidad reguladora de ese teléfono vendido, y en consecuencia el país en el que se ha fabricado.

FAC o Final Assembly Code:

Son los dos dígitos siguientes e identifican al fabricante.

Número de serie:

Son los seis siguientes, y corresponden al número de serie del teléfono (SNR).

Código verificador:

Es el último dígito del IMEI, y se trata de un número con el que se verifica que el IMEI es correcto.

Qué hacer con la pegatina

A la vista de esto, lo más seguro es quitar la pegatina del teléfono para evitar males mayores, que pueden parecer muy improbables, pero lo mejor siempre es prevenir. Como ya ha dicho alguien, “espera lo mejor, pero prepárate para lo peor”.

Un móvil con dos números IMEI que se muestran tras marcar en el dispositivo *#06#. NTM

Pero, una vez arrancada, ¿qué hacemos con ella? Sabemos que es un número importante pero que lo más probable es que no vayamos a necesitar, pero siempre pueden pasar cosas. En principio, romperlo y tirarlo a la basura no supone un mayor problema, ya que es posible conseguir ese número IMEI marcando en el teléfono móvil el código *#06#. Inmediatamente aparecerá este número en la pantalla. Incluso puede que aparezcan dos si el dispositivo tiene la posibilidad de tener dos tarjetas SIM.

Ahora bien, si nos han robado o hemos perdido el aparato, en principio no podremos marcar ese código, por lo que no podremos identificarlo a la hora de querer bloquearlo. Para prevenir esta posibilidad, la opción puede ser guardarlo en la caja de embalaje junto a la tarjeta del número PIN (si no lo hemos cambiado) y el número PUK. También, en algunas ocasiones el IMEI viene impreso en la propia caja, por lo que se puede guardar la caja original en lugar de la etiqueta.