NO es Omar Fraile muy aficionado al fútbol. Lo suyo es la bici, dar pedales y disfrutar sobre las dos ruedas en la medida de lo posible. El fútbol no es su pasión, pero su triunfo en Eibar se celebró como un gol. Ipurua, o San Mamés, por eso de que es vizcaino, trasladaron ayer sus graderíos a la que siempre ha sido la calle 2 de mayo, ahora Toribio Etxeberria. Lo festejó Omar y con él el Astana entero. Cruzó la meta y gritó como si hubiera marcado en la final de la Champions. La Itzulia tiene algo de eso para los corredores vascos, también para los aficionados al ciclismo, como Pablo Azcona, el alcalde de Lodosa. Sus gritos de alegría aún retumban en la plaza Untzaga, donde Eva, su novia, le regaló un beso. El santurtziarra le correspondió lanzándole el ramo de flores desde lo alto del podio. A Joseba, uno de los grandes amigos de Omar en el pelotón, que no es corredor pero fue su mano derecha en el Caja Rural, le regaló un abrazo, como a Raquel, la médico del Astana. También a Pello, su compañero de fatigas en su aventura kazaja. Todos festejaron la victoria como un gol.
“Es un sueño. Llevo toda la vida queriendo ganar en la carrera de casa. Es increíble ganar delante de toda esta gente, de la familia?”, reconocía un emocionado Fraile minutos después de bajarse del podio, con una sonrisa de oreja a oreja. Él, que sabe lo que es ganar en el Giro, donde dejó su sello hace casi un año, veía casi como un imposible vencer en casa, como así admitió. “Veía lejano ganar en la Itzulia porque es muy complicado si no eres un líder”. Convertidos en realidad sus sueños, piensa ya en el siguiente: “Soñar es gratis, así que quién sabe, pero ojalá llegue otro, que es ganar en el Tour”.
El lamento por no haber podido dar más en la primera etapa, aquejado por unos inoportunos calambres, se tornó ayer en felicidad. “Lo del primer día fue una pena porque sabía que podía disputar la etapa y unos calambres me impidieron rendir a mi nivel. Sabía que hoy tendría una nueva oportunidad, he sabido jugar mis bazas, he arrancado con fuerzas y he ganado”, se congratuló el santurtziarra.
Fraile supo jugar bien las cartas. Preguntó al coche por la situación de carrera poco antes de coronar Azurki, cuando notaba el aliento de Mikel Landa, Ion Izagirre y Primoz Roglic. “Me han dicho que venían cerca y que en la última recta el viento pegaba de cara. Una vez que me cogieran la idea era aguantar, que el aire les pegara a ellos de cara y ponerme a rueda para recuperar”, explicó. Adoptó una postura lógica desde su posición, aunque no fue fácil llevarla a buen puerto: “Lo he pasado muy mal. En la recta antes de coronar iban tirando Landa y Ion e iba al límite. Ha habido un momento en el que he hecho la goma, pero me he agarrado como he podido porque si no no iba a tener ninguna opción”. Las tuvo. Vaya que si las tuvo. Arrancó desbocado hacia la meta tras la última recta y? gol de Omar.