bilbao - A orillas del Santuario de Monte Berico, Fabio Aru era un poema de desamor. Su rostro, desencajado; la mirada; perdida. Absolutamente grogui, el italiano se antojaba uno de esos boxeadores sonados. Era Aru un retrato doliente. La radiografía de un vacío, de un ciclista deshabitado bajo la lluvia. Ayer también llovía en Jesolo. Se suponía un día rutinario, una jornada plana en la oficina, ideal para una volata en línea recta hasta que todo se torció, revirado por un final de thriller. Alfred Hitchcock dirige este Giro, que escribe un guión curvo, laberíntico y caprichoso cada día. Tanto que la trama es capaz de cincelar una sonrisa sobre Aru, que el jueves era una sombra. Se quedó sin glucosa en el organismo Aru en Monte Berico, y en Jesolo, una luna después, era puro algodón de azúcar. Rosa.

El color de la felicidad, el ropaje del líder, lo obtuvo después de que Alberto Contador se viera enredado en una caída, una montonera a poco más de tres kilómetros de meta que desperdigó al pelotón, planchado y ordenado hasta entonces una vez enjaulado el vuelo largo de Marco Frapporti, Rick Zabel y Jerome Pineu, 125 kilómetros en libertad. “Creo que la pérdida tampoco ha sido demasiada, unos 35 segundos”, lamentaba el madrileño, -ahora a 19 segundos de Aru-, la mente anidada en el costado izquierdo, golpeado. Primero fue el hombro; después, la pierna.

“Era una jornada difícil y peligrosa por la lluvia. Además, en el final había rotondas y curvas. He ido delante para evitar una posible caída”, explicaba el nuevo líder. Hablaba Aru de rotondas y curvas, pero fue en una recta donde se descascarilló el pelotón, desconchado cuando estiró el cuello al olor de la volata, un fragancia vaporizada por el salitre del Adriático. “Lo que más preocupa es el golpe en la pierna izquierda porque al parecer me he clavado los platos o algo de otra bicicleta, es lo que más me puede perjudicar”, decía Contador masticando su mal fario. Lo combatió el madrileño con la bicicleta de un colega de equipo. “He intentado antes de mirarme nada recuperar lo antes posible una bicicleta para poder llegar a meta”. Apretados los dientes, enroscado bajo el chubasquero, Contador perdió 36 segundos con Fabio Aru, disfrutando de su bingo, vestido de rosa.

Porte se apaga El negro, el luto, era para Richie Porte, apergaminada la moral, maltrecha, después de verse aislado en la caída que dispersó al pelotón. A diferencia de Alberto Contador, que estrujó la mala suerte y pedaleó con ira para cicatrizar la pérdida, el australiano, vapuleado por aquel pinchazo y desarmado por la sanción que le impusieron por recibir el flotador que le lanzó Simon Clarke, se desconectó del Giro. Off. Su reacción a la caída fue apagarse. Alcanzó la meta Porte a 2:08, -acumula una pérdida de 5:05 en la general- con el ritmo de un paseante que disfruta de las vistas por un bidegorri tras ser descabalgado de los lomos del Giro.

La lupa del Giro, repleto de recovecos y ángulos muertos, mira fijamente a Contador y Aru ante la dura contrarreloj de hoy, a la espera de Rigoberto Urán, que ayer se desprendió del mal de ojo y se aproximó un puñado de segundos al madrileño, que llegó emparejado con Mikel Landa, también involucrado en el corte que enmarañó el final de etapa, otro enredo a la italiana. En el galimatías gobernó la pierna fuerte y la aceleración a 150 metros de meta de Sacha Modolo (Lampre), un esprinter. Caballo de carreras. Desbocado en la línea de recta, el italiano galopó más rápido que nadie en la ciudad que fue un establo, la cuadra de los más famosos caballos en la Roma que era imperio. Entonces Jesolo se llamaba Equilium. Los criadores de caballos de mayor renombre vivían allí. Siglos más tarde, en el mismo lugar relinchó Modolo y sonrió Aru, la cara cambiada, sonrosada.

1. Sacha Modolo (Lampre)3h03:08

2. Giacomo Nizzolo (Trek)m.t.

3. Elia Viviani (Sky)m.t.

4. Alexander Porsev (Katusha)m.t.

5. Eduard Michael Grosu (Nippo)m.t.

1. Fabio Aru (Astana)54h20:35

2. Alberto Contador (Tinkoff) a 19’’

3. Mikel Landa (Astana) a 1:14

4. Roman Kreuziger (Tinkoff) a 1:38

5. Dario Cataldo (Astana) a 1:49