bilbao. "Beñat tiene el don", resume Pablo Lastras una tarde de la Vuelta de 2011 en la cima de Cabeza de Manzaneda, la Galicia caníbal, donde Moncoutie acaba de ganar la etapa e Intxausti ha sido segundo pero ha puesto paréntesis a una cadena de desgracias que han entorpecido la progresión que de él espera Eusebio Unzue, el patrón del Movistar, que ha visto en el chico la clase de los grandes. Por eso lo fichó de Euskaltel-Euskadi y le ofreció un contrato de tres años que acaba esta misma temporada y aún no ha renovado. Espera una respuesta a su propuesta para ampliar la relación entre ambos en la misma medida que Unzue espera poder anunciar cuanto antes la continuidad de Movistar como patrocinador.
Mientras eso ocurre, por el vizcaino ya se han interesado varios equipos grandes, entre los que no se encuentra Euskaltel-Euskadi, cuya atención por el chico era previa a su jornada vestido con la maglia rosa y, claro, a su enorme victoria de ayer en Ivrea. Ambos logros no han hecho más que reforzar la certeza de que Intxausti, pese a tener 27 años, sigue siendo un corredor de futuro porque su maduración es más lenta de lo que auguraba su talento y sus pasos, más cortos.
Tras su gran 2010 en Euskaltel se esperaba la confirmación un año después, ya en el Movistar, cuando en mayo ocurrió el trágico accidente de Tondo en Sierra Nevada al que asistió el vizcaino impotente. Se le quedó archivada en la retina la imagen del amigo muerto en sus brazos. Una tortura. Beñat, un chico reservado, lo masticó en la intimidad. Así corrió aquel Tour. Encogido. Una caída, sus consecuencias, le mandaron para casa en el filo de la primera semana y Unzue decidió alistarle en la Vuelta como terapia. Resurgió aquella tarde de Cabeza de Manzaneda en la que Lastras dijo lacónico y certero que el chico tenía el don.
Lo mostró en destellos en 2012. Fue segundo en una etapa en el Giro en el que siempre estuvo entre los mejores hasta que un catarro mandó su dorsal al fondo de la general. Se saltó el Tour y volvió a la Vuelta. Falló el día de Valdezcaray en el que pudo ser líder tras la caída de Valverde. Y luego, se puso al servicio del murciano para lo que hiciera falta, que fue mucho y vital en días como el de Fuente Dé. Además, acabó décimo en la general, su primer top ten en una grande. Avanzaba, pero no tanto como se esperaba. Dicen que incluso él empezaba a dudar de si era tan bueno como hablaban. "Necesito levantar los brazos ya", dijo hace unas semanas después de perder la Klasika Primavera en el último suspiro tras una bella pelea con Contador. Lo hizo ayer en el Giro en el que ha reforzado el interés de los equipos grandes que han preguntado por él y han puesto precio, alto, a su fichaje.