DOS arco iris en el palmarés. Ese es el bagaje del ciclismo vasco en los mundiales. Precisamente ahora se cumplen 15 años de aquel histórico doblete en Duitama (Colombia). Olano e Indurain. Abraham y Miguel. Oro y Plata. La cumbre del ciclismo vasco, aquel 1995, en la prueba de un día más importante del calendario profesional. Especialmente grabadas en las retinas de los aficionados quedaron las imágenes de aquel lluvioso día, el ímpetu de Marco Pantani Il Pirata, el marcaje al que fue sometido Indurain, Miguelón, y en especial, el acierto de un Olano que, con una rueda pinchada, sumó épica y adrenalina hasta que alcanzó la meta que tanto se resistía. Inolvidable. No fue el único episodio del ciclismo vasco teñido de arco iris. Sólo ocho años después, Igor Astarloa alcanzaba, también en solitario, la meta de Hamilton (Canadá), consagrándose como uno de los grandes clasicómanos del momento. Siete años. Y parece que fue ayer. Sería descabellado imaginar otra página escrita en oro en la presente edición. Es poco probable ver a un ciclista vasco recoger una medalla. Menos probable vestir el arco iris. No han venido para eso. Tienen otros planes. Trabajo y más trabajo. Pico y pala. Con el objetivo de ayudar a Óscar Freire en la consecución de su cuarto maillot arco iris llegan los tres ciclistas vascos que integran la selección estatal en el Mundial de ruta que se celebran en Geelong. Dos guipuzcoanos, Juanma Garate y Haimar Zubeldia, y un navarro, Imanol Erviti.

Juanma, el capitán

El irundarra llega a su tercer mundial con los galones que a un corredor veterano le corresponde. De hecho, por segunda temporada consecutiva, ha sido designado por el seleccionador, José Luis de Santos, capitán de ruta del equipo español. "Me colocan galones, y sin pedirlos", se queja. Garate será los ojos del seleccionador en carrera, el cerebro del equipo. "Como en el fútbol", dice. Un papel que abandonó Carlos Sastre, cuando el abulense decidió, hace tres temporadas, dejar la selección estatal. No sin antes avisar al por entonces seleccionador Paco Antequera de que el irundarra poseía una mente privilegiada, capaz de leer la carrera. Fue el elegido para tomar el testigo. Su función cobrará especial importancia en estos Campeonatos del Mundo, ya que la UCI prohíbe el uso en carrera del pinganillo.

Juanma Garate, mente de capitán, analiza el recorrido. Ese del que todos decían hace meses que era "demasiado blando. Yo creo que es más duro de lo que en un principio habíamos valorado". "Viéndolo ahora -comenta-, habrá terreno suficiente y de sobra para hacer daño. La carrera llegará rota". El ciclista del Rabobank, responsable de su equipo, ve a sus compañeros en una muy buena forma. "Tanto Samuel como Luis León (Sánchez) son ciclistas que pueden ganar en cualquier terreno. Luego también está Ventoso, que puede ser un poco la sorpresa", avanza el jefe, que comparte habitación con Óscar Freire, compañero suyo en el conjunto holandés y uno de los principales favoritos a hacerse con el arco iris. "Él es muy especial para eso. Prefiere no hablar de la carrera y vivir el momento. Confío plenamente en él", asegura Juanma sobre un Freire que ha pasado muy desapercibido en la última Vuelta. "Pero hizo lo mismo en la Tirreno-Adriático. Todos los días llegaba a cola de grupo y luego ganó la Milán-San Remo. Cuando menos te lo esperas se saca los conejos de la chistera", recuerda Garate, que se moja al nombrar como favorito al título al australiano Allan Davis. "Está en su mejor momento de forma. Nunca le he visto así".

Haimar, el resucitado

El usurbildarra, por su parte, vuelve a una convocatoria mundialista ocho años después. Las anteriores experiencias mundialistas de Haimar fueron en Plouay (2001) y Zolder (2002). "Es señal de que llegas al final de la temporada bien y que cuentan contigo", comienza el guipuzcoano, que en el presente año ha vivido un curso atípico. Es la primera temporada desde 2000 que Zubeldia no participa en una vuelta de tres semanas. Primero fue una caída en Dauphiné Liberé lo que le privó de acompañar a Lance Armstrong en su último Tour de Francia. Después, recuperándose aún de la lesión que se produjo en la muñeca, llegó la noticia de la no inclusión del RadioShack en la Vuelta a España. "En junio cambió todo pero hemos probado otras cosas nuevas", dice Haimar, fresco a estas alturas de la temporada, ya que "estoy notando que no tengo el desgaste físico y psicológico que te provoca una vuelta grande".

Pero el curso del usurbildarra, más que por su ausencia en las vueltas de tres semanas, destaca por su regreso a la victoria, una sensación que Haimar había dejado olvidada en 2000, cuando se erigía en promesa cuando con sólo 23 años ganó la contrarreloj y la clasificación general de la Euskal Bizikleta. "No me obsesionaba ganar. Ha venido tras el mazazo de quedarme sin Tour y fue bienvenido, pero tampoco le doy mayor importancia. En otras carreras he dado un nivel mayor y la victoria no llegaba".

A pesar de la buena condición en la que llega a la cita mundialista de Geelong, Zubeldia tiene claro que le tocará trabajar y sacrificarse a favor de sus compañeros de equipo. "Tenemos que tratar de endurecer la carrera, porque Óscar está fuerte, pero nos conviene que llegue en un grupo reducido, cuantos menos mejor. Está ante una gran posibilidad de lograr su cuarto mundial", opina Haimar, que ve en Gilbert al máximo favorito para hacerse con el título mundial.

Erviti, el debutante

A diferencia de Garate y Zubeldia, el ciclista navarro disfruta este año de su primera experiencia. "Si es que yo he visto el ciclismo por la tele hasta hace poco. Compartir mesa con esta gente es la leche", dice alguien que cuenta en su palmarés con dos victorias de etapa en vueltas grandes, ambas en la Vuelta. "Es un reconocimiento a lo que has venido haciendo este año e incluso otros", dice Erviti, el discípulo aventajado de un ilustre como Chente García Acosta, con quien compartió "penas y alegrías" durante la pasada ronda estatal. Más penas que alegrías si no llega a ser por la caída que sufrió el de Tafalla. "Se cayó el mismo día que gané yo, en la etapa de Vilanova i la Geltru. Lego tuve que poner mis dorsales, los suyos, hacer las dos mochilas y levantarlo de la cama: venga Chente, vamos para abajo", se ríe Imanol. "Chente ya había hecho algún Mundial y me ha dado un par de consejos que seguro que los pondremos en práctica".

El Iriberri sabe cuál será su función en el Mundial. "Los grandotes tendremos que proteger al resto al principio de la carrera, donde puede entrar mucho viento de costado", sostiene Imanol, que admite haberse sorprendido con la dureza del recorrido. "¡Es serio, eh!". Erviti asume su rol mundialista.