Cualquiera puede instalar una pequeña cámara, una webcam o incluso dejar un móvil viejo que ejerza de cámara de vigilancia para poder controlar desde el teléfono a su perro, a su gato o incluso a sus hijos y ver si todo está en orden en casa. O incluso para saber si ha pasado algo en su domicilio ante algún tipo de fenómeno natural o de robo. A veces, además, lanzan avisos si detectan movimientos o sonidos que se salen de lo normal, para que no haya que estar constantemente conectado al teléfono móvil.
Si la cámara es fija tendremos que conformarnos con ver lo que ha salido en el encuadre que hayamos elegido, pero hay aparatos que pueden moverse en remoto desde el móvil y que permiten dirigir la mirada hacia diferentes partes de una estancia. Eso es precisamente lo que tenía instalado alguien en su casa y cuya grabación se ha hecho viral en las redes sociales.
Vigilando a su gato
Esa persona contaba con una cámara para seguir los pasos de su gato, de color negro y blanco, cuando no se encontrara en casa y decidió activarla para ver qué estaba haciendo su mascota. En un principio no aparecía el felino, con lo que ajustó el encuadre y rápidamente pudo comprobar que estaba ahí, encaramado en algún tipo de mueble.
El vídeo, de apenas diez segundos de duración, acumula casi 2 millones de visualizaciones en la red social X, donde ha sido compartido por la popular cuenta The Figen, que atesora casi dos millones y medio de seguidores. “La persona que busca a su gato a través de la cámara de la habitación se encuentra con una sorpresa”, escribe la autora del post en la publicación.
Expresión amenazante
La sorpresa es que parece que el felino está atentísimo a la cámara, probablemente al haber visto cómo se movía ligeramente o por haber producido algún sonido al hacerlo. La cámara topa en primer lugar con sus patas delanteras, que parecen enormes al encontrarse en primer plano, y va subiendo hasta alcanzar la cara del gato.
Es su rostro lo que ha hecho que el vídeo se vuelva viral en la red social antes conocida como Twitter, porque el gato está mirando fijamente a la cámara, con una expresión muy seria que incluso parece amenazante, como preguntándose quién osa vigilarlo cuando está solo en casa. En cualquier caso, su dueño o dueña pudo comprobar que se encontraba bien.