El euskera, una de las lenguas más antiguas de Europa, ha dejado huella en el castellano y, a través de él, en otros idiomas como el inglés o el francés. Muchas de sus palabras se han integrado en la vida cotidiana hasta el punto de que pocos recuerdan su origen en euskera. Desde la política hasta la gastronomía, pasando por la escuela o el folclore, el euskera ha logrado proyectarse mucho más allá de su territorio.
El euskera en nuestra vida cotidiana
Uno de los ejemplos más claros es la palabra "izquierda", procedente de ezkerra. Mientras que el latín ofrecía sinistra, con connotaciones negativas que derivaron en “siniestro”, el castellano tomó la forma en euskera para hablar de dirección y, con el tiempo, también de política.
Algo similar ocurre con cencerro, que procede de zintzarri. Originalmente era la campana que se colgaba al ganado, pero su uso se extendió también a expresiones populares como “hacer el cencerro”.
En el ámbito escolar, el término pizarra también proviene del euskera, en concreto de lapitz-arri, que significa “piedra de lápiz” o "piedra para escribir". Y en el terreno de la vivienda, el término chabola procede de txabola, palabra que aún se usa en euskera para designar una choza o una caseta humilde. Incluso expresiones modernas como zulo, muy presentes en la crónica social y policial, derivan directamente del euskera y significan “escondite” o su significado en euskera: “agujero”.
Folclore euskaldun
Entre las palabras que más lejos han viajado está aquelarre, del euskera akelarre (“prado del macho cabrío”), que pasó a designar las reuniones de brujas. Su expansión fue tal que hoy aparece también en inglés, francés o italiano para referirse a rituales mágicos.
Otro caso llamativo es el de bizarro y bizarre. En castellano, bizarro se conserva y aparece en los diccionarios como “valiente”, herencia del italiano. Sin embargo, en francés y en inglés la misma raíz se transformó en bizarre, con el significado de “extraño”. El origen común está en bizar, “barba” en euskera, pero la evolución de cada lengua le dio sentidos muy diferentes.
La mesa como puente
El bacalao, con origen en la palabra euskaldun bakailao, se ha convertido en un emblema culinario que ha traspasado fronteras. Hoy forma parte de recetarios tan diversos como el portugués, el gallego o el vasco y su nombre ha traspasado las murallas de Euskal Herria hacia múltiples lenguas.
Algo parecido ocurre con la anchoa, cuya forma en euskera, antxoa, está detrás del término inglés anchovy. Lo que en los puertos vascos era un pez azul básico en la dieta, terminó convertido en ingrediente internacional, presente en pizzas y ensaladas de cualquier parte del mundo.
Un legado vivo
Todas estas palabras muestran cómo una lengua considerada minoritaria ha sabido dejar su huella tanto en el castellano como en otros idiomas. Mediante palabras que usamos cotidianamente cuando no estamos hablándolo, el euskera sigue vivo en nuestro habla diaria.
Recordarlo es una forma de reconocer que este idioma milenario no solo ha resistido el paso del tiempo, sino que también ha sabido proyectarse cultural y lingüísticamente más allá de sus fronteras.