SE la conoce como la Generación del 50, del medio siglo o de los niños de la guerra. Son denominaciones que da la historia de la literatura española a la generación literaria de escritores nacidos en torno a los años 1920 y que publican en torno a los años 1950; superada la Guerra Civil, son considerados hijos de la misma. Entre ellos se encontraban autores de la talla como José Hierro, Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo o Carmen Martín Gaite entre otros. A diferencia de los poetas sociales, estos poetas quieren recuperar el aspecto artístico y estético de sus creaciones y, por eso, apuestan por un lenguaje lírico, cuidado y pulcro. Su inspiración fue la que ayer alimentó las Noches Poéticas de Bilbao, celebradas en el espacio Davinci que gobierna Ibon Elguezabal, allá en las tierras de Arbolantxa. Casi al tiempo que comenzaban las recitaciones, a la vuelta de la esquina, allá en el Colegio de la Abogacía de Bilbao, los vizcainos Botxo Boogies rindieron un tributo a Juan Crisóstomo de Arriaga en clave de jazz. El bajo y la voz de Edu Basterra (o si lo prefieren, su nombre artístico Teddy Baxter...); Jou Gonzalez, con su saxo, el clarinete, y la voz que también aporta a Doctor Deseo; Carlos Velasco, guitarra, voz y ex-Mocedades, e Iñaki Jaio, batería.

Volvamos al tiempo de los versos. el colectivo Noches Poéticas, formado por Julián Borao, Julio González Alonso, Ainize Basalo (ayer ausente, atendiendo otro recital...) y Andoni Mendia invocó a los espíritus poetas del medio siglo XX para recitar, promocionó el proyecto adivina un poema que tenía por recompensa para el ganador o la ganadora uno de los libros en venta; dio luz verde al cantautor mexicano Jaime Yakaman, quien intercaló, entre recitaciones, un adelanto de su último disco, Overseas; impulsó la presentación de dos libros – Ganas de poesía, deMarta San Atilano, y 100 poemas inesperados, de Santi Agirre...–, sacó a 21 personas asistentes a recitar obra propia (los escogidos se publicarán en el libro Cadáver esqueleto) y puso ritmo y son a una tarde-noche apacible. Tanto, que en la terraza del espacio Davinci se arremolinaba la gente con sonrisas de felicidad y un puñado de cervecitas jugosas.

Alli estaban, por ejemplo, Carlos Aguiriano, Ibon Castela y Andrea Donati, impulsores de Count Down Parties; Manuel Vicente Cajón, casi una leyenda en la galaxia de las creatividad; Ibai Velada y un buen número de gente que entraba y salía de la sala. Desde Eibar llegaron a la cita Elisa López, Elena López y Araceli Bono quienes se saludaron, por ejemplo, con Antonio Molina, Gabriel Olamendi y Mikel Ortiz de Pinedo entre otros asistentes.

De la tarde disfrutaron, entre otra gente, la poeta colombiana Miriam Jaramillo; los integrantes de la Asociación Escribe-Lee, Montse Sanclodio, Ana Francia Iturregi y José Ignacio Miñambres, Marta Pérez, Garazi Ibaseta, Kerman Vélaz, Arantza Azkorra, Iñaki Mardones, quien acudió para recitar un par de versos de Santi Agirre, su tercer libro, el primero de poesía, tras dos de pelota mano; Unai López, June Ardanza, Joxan Botas, Miguel Ángel Manjón, Manuel Molina, Nerea Pedraz, Jesús Cardaño y toda una corte de gente endecasílaba, si es que se me permite decirlo así, en modo juego de palabras.

Se sumaron a la cita Sandra de Fernando, Araceli Agirre, Sylvain Sortelle, Javier Martínez, Iñaki Olabarria, Izaskun Alonso, Nekane Ortuzar; Miren Etxebarria y Aitor Bengoetxea, quienes se encontraron de bruces con el evento al cursar visita a la terraza de la que antes les hablaba, Joseba Iriondo, Maite Hernández, Miren Sánchez, Carmen Mendizabal, Juan Carlos García, Ane Bilbao, Lucía González de Durana, Amaia Barrios, Naia Rodríguez y un puñado de hombres y mujeres que vivieron una tarde cargada de ritmo y son; de cervezas y cafés; de copas largas y mucha ilusión, en recitado o por escrito.