ERA la primera ocasión en la que el bordelés Theo Lawrence tocaba en Bilbao. Lo hacía ayer noche en la Kutxa Beltza de Kafe Antzokia, en la segunda planta de la sala de teatro y conciertos de la calle San Vicente.

Pero algo tiene este músico. Todo el mundo le conocía. Charlaban en el soportal exterior del Antzoki aguardando la apertura de la taquilla los vetereanos Luis, Lorenzo, Txustas y José Mari. Este último había estado en el concierto de Theo Lawrence en Santander. Lo describió como rock&roll clásico.

Antonio López, Pedro Larrauri y Neftalí Marín, cuyos padres admiraban a Pablo Neruda, se posicionaron en primera fila. A su lado, Mitxel Goiri Ramone, de Ruta 66, que había asistio a un concierto de Lawrence en Gasteiz. “Por lo que he podido saber, esta gira le está yendo muy bien” recalcó Mitxel.

Raúl Flores, Ricardo Negrete y Gorka Maruri echaban un ojo al puestito de camisetas y CDs. Dijo Gorka que va a los conciertos “todo lo que puedo, aunque menos de lo que me gustaría”.

Asier Morales y Arkaitz Sastre eran de los más jóvenes en la sala. “Le hemos estado escuchando antes de venir: nos mola su rollo vintage”, comentó Arkaitz.

Arribaron a tiempo Mari Carmen Ruiz, Susana Rodríguez y Juanjo Runaway.

También se habían acercado a Kafe Antzokia la holandesa Aloue Anouk, Ander Etxaniz, Óscar Esteban, Itziar Angulo, Ana González, Andoni y Vivina, Óscar Tercero o Alberto Ortiz de Zárate.

De la la salita lateral escamoteada en un costado de la barra, salió al escenario Theo Lawrence seguido por Julien Bouyssou, el guitarra Thibault Ripault, el bajista Viscat Olivier y el batería Bastien Cabezon. Todos con pantalones a lo Jhonny Cash y cinturones de hebilla ancha. Todos con ese aire entre country y rockero de primera ola.

En ese momento fue cuando Gaizka Pereda, en la mesa de sonido, y Jhon Luhman, en el manejo de las luces, empezaron a funcionar. Sonó la primera guitarra y la tribu comenzó a agitarse. In crescendo.

Con el concierto comenzado fue entrando más gente que también conocía a Theo Lawrence. El balance final del aforo respondió a las expectativas. En la tribu de amantes de la buena música en Bilbao, la mayoría se conocen entre sí. La guitarra, el bajo y la batería, unen.

La banda toca esta semana en Gerona y Barcelona, donde concluye su gira por el Estado, que arrancó en Zaragoza y ha pasado por Madrid, Valencia o Sevilla.

En la taquilla, una pareja de turistas que frisaban los setenta años pedían un par de entradas. Hablaban inglés y no francés como Theo. Pero a lo mejor le conocían.

Esta semana en Kafe Antzokia, el jueves, Toc y Tatxers; el viernes, Graveyard y Mars Red Sky, además, de madrugada, Göo y Bihotza. La tribu se volverá a reunir.