Tiene algo magnético. Resulta indudable. Es difícil describir qué es. Porque se trata de un mujer de estatura media, mediana edad, menuda y vestida con un traje azul de cuello cerrado y hombros descubiertos. Sin embargo se habían concentrado un buen puñado de incondicionales solo para verla. Hasta tenían entradas que no sabían muy bien para qué servían, si para ver una película, un concierto o el teatro. Estaban allí, bajo el cielo incierto de la Gran Vía de Bilbao pasadas las siete y media de la tarde, para ver a Belén Rueda. Habían oído que aparecería. Podría tratarse de un rumor.

Y, de repente, la actual reina del cine fantástico estatal se hizo carne. Bajó un peldaño desde el interior de la Sala BBK, las puertas de vidrio se abrieron y flotó hacia el photocall de letras corporeas a juego con su traje. Hubo señoras que le tocaban los brazos como para comprobar que tenía volumen, que no se trataba de una aparición. Faltó poco para que el mismísimo Don Diego se bajara de su peana en la Plaza Circular para sacarse un selfi con Rueda y el aura que la envolvía.

A pocos pasos, el reconocido director Paco Plaza o el mismísimo Hombre Invisible, tan protagónico en la gala de apertura del FANT 2023, pasaban casi desapercibidos.

La actriz madrileña recibiría más tarde el Premio Estrella del Fantástico en reconocimiento a una carrera cinematográfica que comenzó en 2004 con Mar adentro y que está jalonada por éxitos como El orfanato, El cuerpo o Los ojos de Julia, entre otros muchos.

Comprobando el efecto que causa Belén Rueda en la calle, cabe preguntarse qué podría suceder con Ava Gardner, por poner un ejemplo.

Se acercaron a la Sala BBK las concejalas Amaia Arregi y Yolanda Díez así como el edil responsable de cultura, Gonzalo Olabarria.

Por supuesto, Justo Ezenarro, director del FANT; Vanesa Fernández Guerra, directora de Zinebi; Alaitz Arenzana, actual directora artística del festival Zinegoak; el guionista Javier Echániz; el hombre de cine Ernesto del Río; Marta Medina, crítica de cine, guionista y cortometrajista; las guionistas Eguzkiñe Aranzibia y Ana Hormaetxea; la realizadora Susana Miravalles; la cineasta Iratxe Fresneda; el director de Cultura de la BBK, Koldo Bilbao; el director de Programas y Artístico de ETB, Gorka García Peral; Iñigo Portillo, del Festival Caóstica; el free lance de la cultura Toño Valdivieso; o Manu Gómez, del aula de cultura de Getxo.

Vinieron a Bilbao para recoger su premio por el largometraje Viejos, los directores Fernando González y Raúl Cerezo. Muy cerca tenían a uno de los triunfadores del festival, el realizador bilbaino Lle Godoy, autor de Encajada, mejor cortometraje de la sección oficial y mejor cortometraje vasco. Godoy se mostró muy agradecido porque estos reconocimientos “permitiran seguir adelante a todo un equipo”.

La protagonista de Encajada, Ane Guisasola, fue galardonada a la mejor interpretación en cortometrajes vascos. Subió al escenario ataviada con un vestido color crema en varias capas y encajes, unas sandalias, bastón y un turbante a juego. Deliciosa. Toda clase. Una Belén Rueda en otro momento. Emocionada, dio las gracias “porque estos premios se acuerden de las personas mayores” y añadió que ella empezó “en esto del cine y el teatro muy tarde, pero con muchas ganas”.

Fueron espectadores de la entrega de premios Miguel Yuste, Pipe Izarra, Borja López, Celestina Sanz, Santas Peñas, Cristian Gil, Iyán Altube, Adrián Romero, Irene Esteban, Benjamín Díez, Marta Fernández Cases, María Dolores Fernández, Pablo Allende, Lorenzo García, María Corral, Julia Fernández, Aránzazu Martínez Marañón, Cristina Crespo, Irma Cerro, Isabel Castaño, Aitor e Irati Atxa, Andoni Beitia, Mikel Mancisidor, Arturo Zubiaga y Christine Valle o Iker Etxebarria.

Na Gomes interpretó de nuevo al Hombre Invisible, que esta vez lo fue de verdad. Porque Belén Rueda lo eclipsó todo