LA anatomía de días como el de ayer es singular: tienen culo gordo, mano abierta y lengua larga. Fue un lunes al sol mucho más alegre que aquel que recreaba Fernando León de Aranoa en una película del mismo nombre y que se sumergía en los bajos fondos del paro. ¿Se acuerdan? Años después de la reconversión industrial de Vigo,​ y las protestas masivas por los despidos, varios de estos parados viven el día a día. El fracaso tiñe sus figuras y su situación se torna cada vez peor. Así transcurre su vida, sin trabajo, tumbándose los lunes al sol. Ayer no hubo tiempo para echarse a la bartola. Ayer no.

Vayamos por partes. El cantante callejero Pascual Molongua , apreciado Rey Mago Emérito de Bilbao (el Baltasar a la bilbaina pudiéramos llamarle...), recogió su Txikito de Honor (el vaso de culo gordo, ya saben, que en su nombre lo habían recogidos los Custodios de la Hucha Txikitera tiempo atrás, cuando la salud le jugó una mala pasada y no pudo acercarse a la entrega..) de manos de Boni García y entregó el dinero recaudado (los chines de toda la vida...) en la Hucha Txikitera a Mi Casa, la Residencia de las Hermanitas de los Pobres, en cuyo nombre acudieron las hermanas María Jesús y Genoveva. Testigos de toda la ceremonia fueron José Ramón Taranco, de Laboral Kutxa, Marino Montero, Tomás Sánchez; la presidenta de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, Rosa Pardo; Ángel Gorostidi y Javier Diago entre otro puñadito de gente, menos de la habitual habida cuenta lo madrugadora de la hora.

La mano abierta de los txikiteros tradicionales había depositado en la hucha instalada a los pies de la Amatxu txikitera un total de 3.200 euros. El acto se escenificó en la Amatxu empotrada en la esquina de la calle Pelota con Santa María, por ser el único punto del Casco Viejo desde el que a pie de calle puede verse la basílica de Begoña. En la década de los 50 y principios de los 60 del pasado siglo, había huchas en todos los bares del Casco Viejo para recaudar dinero, las llamadas perras, céntimos de entonces, para el Asilo de Huérfanos de la Villa, popularmente conocidos como los niños de la Casilla.

Echada ya la tarde, el Palacio Yhon, justo enfrente, abrió sus puertas para vivir un nuevo capítulo de las lecturas comentadas, programa activado por la Asociación Artística Vizcaina que preside José Ramón López, Misere Josephe. Se leyó el poemario Y volverá el hombre de Juan Camacho. Para esa práctica hizo falta una lengua larga. La moderación corrió a cargo del coordinador del ciclo, Florencio Moneo, y la lectura contó con la intervención de Mari Cruz Cuesta (poeta y fotógrafa), Miguel Ángel Manjón (poeta prologuista del libro) y Mari Carmen Pérez (rapsoda). A la cita se sumaron Fernando Zamora, Keny Orue, Dorita Bustos, Santiago Liberal, Loly Rubio, Asun Alonso, Miguel Rayo y Elena Bolsoni entre otra gente con rima y son.