Que no se pierda esa manera de socializar, de reír, de salir a las calles... En definitiva, que no se pierda esa manera de disfrutar, ¡que vivan las y los txikiteros! Hoy se han entregado los tradicionales premios Txikito de Honor a las personas y colectivos que trabajan por la tradición del txikiteo y dan vida a las calles, fiestas y celebraciones en Bizkaia. En el marco de la edición número 59 de la Txikiteroen Festa, se ha decidido reconocer esta vez la labor de Pascual Molongua, un bilbaino entrañable y conocidísimo artista, y también la gran labor que llevan a cabo desde Bizkaiko Abesbatzen Elkartea-Federación de Coros de Bizkaia. Molongua suma así otro título a su currículo, en el que destaca su papel como Baltasar durante tantas y tantas cabalgatas. También ha sido Zarambolas y se le ha visto en mil y un actos. Pero sobre todo se le reconoce por dar vida al Casco Viejo con su gran voz y su sonrisa eterna.

El músico callejero Pascual Molongua. Oskar Martínez

El acto de estos galardones, que desde el año 1997 otorga Txikiteoren Artean lo ha presentado la periodista de DEIA Sandra Atutxa, que a las mil maravillas ha ido guiando este acto entrañable y emocionante. No ha podido acudir a recoger su premio Pascual, una persona tan querida como risueña, que ha dado mucho a Bilbao y a sus habitantes, sobre todo gracias a su actitud “siempre positiva”, ha recordado Boni García, del bar Lago y amigo del músico callejero. “Sobre todo destacaría que nunca le he visto enfadado, siempre ha sido positivo”.

Quien más quien menos, ha visto, sin duda, a este artista que durante muchos años ha hecho de las calles del Casco Viejo de Bilbao su escenario. Tirando de su carro y con el micrófono en la mano, en la calle Correo, ha animado tantas tardes grises como canciones ha cantado. Pero sobre todo es típico recordarle con uno de esos temas que ha bordado; What a Wonderful World, del gran  Louis Armstrong. Natural de Guinea Ecuatorial, lleva en Bilbao gran parte de su vida, y siempre ha dejado claro que Bilbao y el Casco Viejo son su casa.

En cuanto a su faceta más artística, Boni recuerda sobre todo “su portentosa voz y su poderosa pose, sobre todo cuando hacía de Baltasar, impresionaba verlo y era muy querido por los niños”. A modo de anécdota, ha recordado Boni que “mi hija, siendo pequeña, fuimos a visitar a los reyes magos y siempre me acordaré que le dijo que él no era Baltasar, sino Pascual”. Una vez recogido el premio, “lo llevo ahora al bar y esperaremos que Pascual venga y lo recoja porque se lo merece”. Jujo Ortiz, otro amigo de Pascual, comentaba sobre este que “siempre tiene una sonrisa para regalarte”. Como no, también “recordamos siempre su potxolo o potxola a las personas que paseaban por el Casco, sus buenas palabras y su gran corazón”. Cualquier acto en el que Pascual participa “le hace gran ilusión, pero hay uno que a él le emocionó de una manera especial”, y fue cuando “cantó una ópera en honor a San Ignacio en Loyola”, ha contado Ortiz.

Bizkaiko Abesbatzen Elkartea

Sí estuvieron presentes y además de manera numerosa, integrantes de Bizkaiko Abesbatzen Elkartea, que emocionadas recogieron un premio que “nos hace mucha ilusión”, comentaron. Para resumir lo que representa para la Federación, y con mucha gracia, sacaron un pequeño cartel en el que se podía leer: "Eskerrik asko, bihotz bihotzez". Los premiados recogieron el premio, en forma del tradicional vaso de txikito, en el acto celebrado en el edificio La Bolsa del Casco Viejo, donde se encuentra el Hito de los Txikiteros, el monumento que recoge todos los premiados desde 1997, cuando se instituyó el galardón.