EN argot taurino capitalistas son aquellos esforzados costaleros que levantan al torero triunfador a hombros al final del festejo para darle la vuelta al ruedo. Luego los sacan por la puerta grande entre vítores y vuelo de claveles y lo pasean por las calles como si se tratase del Jesús del Gran Poder. Se comprende que no reciben el apodo porque anden sobrados de numerario sino porque buscan ganarlo a fuerza de cervicales.

Por la razón que fuera, no se presentó capitalista alguno la tarde de ayer en la sede del Club Cocherito de Bilbao. De haberlos, hubieran bajado a hombros al portal a Jon Mujika para pasearlo por la Calle Nueva, y por todo el Casco Viejo. El periodista de DEIA es el primero de los de su oficio que se hace merecedor del premio a la mejor crónica taurina de Aste Nagusia del Club Cocherito. No le haría gracia que lo pasearan en triunfo los capitalistas, porque Mujika es más de camuflarse entre la cuadrilla y hacerse pasar por subalterno e, incluso, mozo de espadas que por maestro.

Según leyó el vicepresidente del club, Rafael Ferrer, “la crónica del 26 de agosto, referida a la tarde del 25, y titulada ‘Tempestad en el Mar Rojo’, consigue transmitir la emoción de un acontecimiento distinto, como fue la faena de Roca Rey, sin que se pierda la información del resto de la corrida”. Mujika aunó precisión y emoción según el jurado.

No hubiera terminado ahí el sufrimiento de los riñones de los capitalistas, puesto que la disintición a la mejor foto fue para nuestro también compañero Oskar González. Lo consiguió por la instantánea que recoge la estocada de Paco Ureña en la jornada del viernes. Justo la mano tocando el morrillo del toro, justo la cintura del matador entre los pitones del morlaco. Perfectamente encuadrado y enfocado. De nuevo precisión y emoción.

Se dio la circunstancia de que el premio al mejor toro de la feria lo ganó Cotorrito. El colorado de Santiago Domecq no hubiera sido lidiado en ninguna plaza fuera de Euskadi o Nafarroa. Había cumplido 6 años. Según el jurado dio un juego de primera. Quizá por agradecer la oportunidad que le brindaron. Hubo una mención especial al novillo Emperador, de la ganadería de José Cruz.

Tras darse a conocer los premios anuales, tuvo lugar, entre cabezas de toros y trajes de luces, un coloquio en cuya mesa se sentaron el presidente del club, Sabino Gutiérrez, el periodista radiofónico Iñaki Astigarraga, la historiadora Laura del Rey, y el responsable del cumplimiento de la normativa de juegos y espectáculos, Manu Fernández.

Laura del Rey defendió la tesis de que las crisis como la actual son cíclicas en los anales de la tauromaquia. “Suceden cada 20 años aproximadamente y van unidas a otras crisis, como las económicas”, aseguró la historiadora. Y recordó que aconteció tras la muerte de Manolete, en los años 70 y a finales de los 90. “Para salir de esa depresión es importante que surja una figura como pasó con El Cordóbes, Espartaco o Juli, Y esperemos que Roca Rey”, añadió la historiadora.

Manuel Fernández apuntó por su parte que la feria de este año ha resultado positiva; es decir, sin altercados ni problemas y solo con sanciones a algún espectador alborotador y contumaz o a subalternos que no cumplieron el reglamento.

Entre la audiencia se contaban ilustres como Alfonso Carlos Sáinz del Valdivielso, Leopoldo Sánchez Gil, Carlos Aranguren, José Ignacio Aguirre, Marula Garaizabal, Rafael Ezcurra, Ángel Santamaría, Javier Nebreda o el secretario del Club Cocherito, Marcelino Gorbeña.

Se acercaron el guionista Juanjo Romano y el torero retirado Gonzalo Gómez Guadalupe con su hijo del mismo nombre, además de Javier Urigüen, Esperanza Pardo, Nati Martínez, Josune Carranza, Maripaz López-Angulo o tres generaciones taurófilas de los Vian formadas Marcelo, Óscar y Aitor.