IENEN, a sus espaldas, mucha vida cubierta. Y al frente un porvenir, en principio, ilusionante. Plantados en medio del bosque del programa TopARTE, ayer dieron sus primeros pasos de celebración conjunta, soplaron las primeras velas el Museo Guggenheim que dirige Juan Ignacio Vidarte y que este año cumple ya sus bodas de plata (25 años de vida ya...) y la Bilbao Orkestra Sinfonikoa (BOS) que ofreció su primer concierto el 8 de marzo de 1922 en el Teatro Arriaga, bajo la batuta de Armand Marsick. Nació del impulso de la propia sociedad civil de Bizkaia hace ya casi cien años.

Fue la BOS la orquesta que promovió lo vivido ayer en el Museo Guggenheim, en su programa de encuentro con mujeres compositoras propuesto para este año mágico para ellos. No por nada, cabe recordar que en 2017 se estrenó en Bilbao Zeru urdinetik, la emocionante obra de la joven compositora Birke Bertelsmeier (premio de la Fundación Ernst von Siemens 2015), inspirada en el bombardeo de Gernika. Ahora, cuatro años más tarde, en el marco del programa TopARTE, invocó la oportunidad de hablar con ella sobre su proceso creativo con motivo de la interpretación de su nueva pieza Frischzellenkur, incluida en la temporada de la BOS y que mañana se escuchará en el Palacio Euskalduna en un recital con Alexandra Dogvan al piano y Erik Nielsen, a la batuta. El propio director titular de la orquesta, Erik Nielsen, y Borja Pujol acompañaron ayer a Birke en sus explicaciones.

Ella aclaró cómo su formación en la composición despuntó bajo las enseñanzas de Wolfgang Rihm y cómo el título de la obra presentada hoy en público (se han celebrado ya dos recitales con la misma en Colonia pero sin público...) acoge las células jóvenes, embrionarias, que en la primera mitad del siglo XX se utilizaban para el rejuvenecimiento (dicen que las utilizó Marilyn Monroe y que hoy están prohibidas...) y unos poemas cómicos franceses de 13 versos de los siglos XIII y XIV. Quienes la escucharon en el auditorio del Museo Guggenheim siguieron de cerca los avatares de la obra nueva explicados ayer, ante un pequeño número de gente aficionada.

Ese buceo por los tejemanejes de la música clásica y contemporánea ha sido, de siempre, un santo y seña de la BOS. No es desdeñable recordar que la batuta de esa orquesta ha sido propiedad de Vladimir Golschmann, Jesús Arámbarri, José Limantour, Antoine de Babier, Rafael Frühbeck de Burgos, Alberto Bolet, Pedro Pirfano, Urbano Ruiz Laorden, Theo Alcántara, Juanjo Mena, Günter Neuhold y, desde 2015, de Erik Nielsen.

Miremos hacia atrás. En julio de 2003 la BOS, bajo la batuta de Juanjo Mena, fue invitada por Valery Gergiev para actuar en el Teatro Mariinski de San Petersburgo dentro de las celebraciones del 300 aniversario de la ciudad. Este concierto marcó un hito en la nueva proyección internacional de la Orquesta. En la historia de la BOS cabe destacar las giras por ciudades españolas que durante décadas la convirtieron, de facto, en la Orquesta del norte.

Buena parte de ese guiño a su historia quizás era conocida por quienes ayer se acercaron al museo. Entre ellos se encontraban María Ángeles Aguirre, Ana Marsal, Ramón Pediáñez, Francisca Terceño, María José Martínez, Julia Viguri, Iñaki Fernández, Milagros Santiago, Lola Unanue, Unai Pina, Isabel Pérez, Gorka Agirre, Bene Fernández, José Luis Irigoyen y un puñadito de melómanos que ya han participado en los primeros pasos de un año especial para las dos entidades, el museo y la orquesta, que se visten de gala en estos 365 días. Ambas instituciones propondrán, a buen seguro, momentos inolvidables a lo largo de este 2022 que traerá consigo emociones que no podremos olvidar. Queda Bilbao a la espera.

El programa Proceso Creativo BOS trajo hasta el Museo Guggenheim a Birke Bertelsmeier y su proceso compositivo

La Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS), en su centenario y en el 25º aniversario del museo, proyectó TopARTE