UIEN fue la gozó de lo lindo, si es que me permiten decirlo así. Evocó el espíritu de La Habana Vieja, donde uno paladea el daiquiri del Floriditay el mojito de La Bodeguita del Medio. Y lo mismo se recrea en la kilométrica barra del Sloppy Joe's que toma el ascensor para subir a los cielos del Bar Roma. De todo ello hubo ayer recuerdo en el espacio Yimby que mira a la plaza Moyúa y donde se exhibe la exposición Desde La Habana a Bilbao, con fotografías de la vieja Cuba nacidas de la mirada de Emiliano Suárez (#TexturesoflaHabana). Si al visitante le gustan puede adquirirlas allí mismo. O recrearse el espectacular mural ad hoc ideado por Jorge López de Guereñu con una técnica capaz de filtrar los aires.

Lleva ya unos días la muestra, pero la fiesta se celebró ayer, con el espíritu de La Habana Vieja regodeándose en el paladar y meneando las caderas. No en vano se escuchó la música que nace de FAC (Fábrica de Arte Cubano), de la mano del músico cubano Iván Vergara y las viejas historias que narra, como un relato de piratas, el coctelero Alberto Canales, alquimista del histórico Churchill bilbaino. Allí narró cómo en las inmediaciones de Santiago de Cuba existía una mina de hierro en la que trabajaba un ingeniero estadounidense, llamado Jennings Cox, que, huérfano de ginebra, suavizaba el ron con azúcar y zumo de limón. Pasó del desaparecido Hotel Venus al Hotel Plaza y de allí al Floridita, donde Constance Ribalaigua le dio fama y gloria.

Y también contó cómo cuentan que a finales del siglo XVI, el afamado corsario sir Richard Drake, subordinado del capitán sir Francis Drake, corsario de la corona inglesa, preparó la primera versión conocida de una bebida que llevaba aguardiente -ron crudo, sin envejecer- de baja calidad, con azúcar, lima, menta y otras hierbas. Quizás por ello el primer nombre que tuvo en Cuba fue el de Draquecito.

Con entusiasmo escucharon estas historias quienes ayer se aceraron a la celebración. Todo estuvo nutrido por la típica picadera, ofrecida por Amaia Aseginolaza, del Grupo Iruña, y amenizada por las otras historias que contaba Antón Riestra Marín, voz cantante de Ron Arechabala. Testigos de todo cuanto sucedió en la fiesta, impulsada por el proyecto Por Amor al Arte, fueron Itxaso Elordui, Macarena Bergareche, María Sandoval, Lander Mendieta, Iratxe Narváez, Ainhoa Maestro, Paloma Garrigosa, Jaione Amantegi, Vicky Azpiazu, Natalia Martínez, Mikel Barandiaran, Andrea Botero, Pilar Salazar, Gabriela Arribas, Cristina Hernández, Ainhoa Etxebarria, Miren Elosegi, Virginia López, atenta a que todo fluyese con buen son, Maite Iriarte, Elena Madariaga y así hasta alcanzar el medio centenar de personas que, como les dije, disfrutaron de una atmósfera caribe y animada, todo un antídoto a tantos días oscuros como se fueron.

La exposición 'Desde La Habana a Bilbao' organiza un un maridaje de música y coctelería cubanas, rematado con la clásica 'picadera'