RAN finales del siglo XIX, en torno a 1890, cuando Julián Martínez de Villar fue testigo de una época que la historia reconoce como el despertar de Bilbao. Julián había nacido en Llodio veinte años antes, un 25 de abril de 1870, hace ahora, como ven, 150 años. Como tantos otros vascos, Julián emigró a América a principios del siglo XX pero sus inicios como músico y compositor se desarrollan en aquel Bilbao de los grandes cambios. El paso del tiempo ha difuminado su memoria pero el recital vivido ayer en el Teatro Arriaga, hoy más que nunca de andar por casa por aquello de las restricciones, fue todo un alarde para recordarle con justicia.

A pesar de que nunca regresó, Julián no se olvidó jamás de su tierra. Prueba de ello es su extensa obra, en la que se recogen arreglos de canciones populares vascas como Maritxu nora zoaz o Boga boga marinela. Gran pianista, también compuso obras que recrean el ambiente del Bilbao de finales de siglo y que ayer sembraron con las semillas de la nostalgia el foyer del Teatro Arriaga donde se dio cuerda al reloj de una nueva edición del ciclo Literatura eta Musika Euskaraz impulsado por el propio Teatro Arriaga y el Área de Euskera del Ayuntamiento de Bilbao. La soprano Ariadna Martínez y el pianista Antonio Oyarzabal rescataron ayer la figura del compositor, pianista, arreglista, director y profesor de música durante más de 50 años de ininterrumpida carrera profesional entre el País Vasco y América. Autor de una prolífica obra que se inicia en el contexto del Bilbao de finales del siglo XIX para después pasar a México y los Estados Unidos, donde se afincó hasta su muerte en el año 1944. Sus contribuciones a los géneros musicales tradicionales y clásicos han sido olvidadas en su tierra. Es la dura ley del olvido, tan injusta a medida que el tiempo pasa.

Recientemente, gracias a un proyecto de recuperación de su figura y su legado emprendido por la Cofradía de San Roque de Laudio como preludio al 150 aniversario de su nacimiento, 1870-2020, Antonio y Ariadna han grabado en su disco un a selección inédita de sus piezas y arreglos más destacados para piano y voz, con especial atención a sus aportes a armonización de la canción popular vasca. Ayer bajo el título de Lejos de Euskaria (es el título de un zortziko para canto y piano compuesto en Estados Unidos...) presentaron algunas de las melodías con la guinda añadida de la presencia de la actriz Karmele Larrinaga en calidad de recitadora con voz contenida.

Media hora antes de que comenzase el recital, todo eran incertidumbres. "Abrimos el teatro solo para Bilbao", musitó una voz anónima. Sin embargo, en un lento goteo fue acudiendo la concurrencia. A la cita no faltaron Miguel Arbelaiz, trombonista de la BOS y hombre implicado en el rescate, Nora Franco, María Luisa Palacios, Carmen Ortuzar, Begoña Igartua, Arantza Ostolaza, María Ángeles Bilbao, José María Ereñaga, Gotzone Higuera, Mercedes Turrión, Juan Cotis, Jon Rozadilla, atento a que todo fluyese bajo el son de las condiciones impuestas en estos tiempos, Lina Gómez, Josu Sorios, Beatriz del Val, Mari Carmen Pérez, Luis Aranzabal, José María Bilbao, Txema Gorostiaga, Maria Elena Burgos, Idoia Pastor, Izaskun Mendizabal, María Jesús Etxebarria, Miren Gotzone Uriarte, Aintzane Otalora y un puñadito más de asistentes, menos de lo previsto habida cuenta de las imposiciones sobre movilidad que toman ya cuerpo. Fue, sin dudarlo, un ejercicio de supervivencia del teatro, que no bajó el telón pese a las severas condiciones de vida que se nos vienen encima. Se diría que sobre la figura del compositor vasco y su recuerdo se cierne una negra maldición. "¿Suspenderlo?", preguntaba ayer uno de los asistentes. "Sería como olvidarlo de nuevo. Una injusticia de tomo y lomo".

Ariadna Martínez y Antonio Oyarzabal rescatan la figura del compositor vasco de entresiglos Julián Martínez de Villar, en el Teatro Arriaga

Recitó la actriz Karmele Larrinaga y su obra recoge arreglos de canciones populares como 'Maritxu nora zoaz' o el 'Boga boga'