OMBRES de la talla de Bach, Mozart o Beethoven son muy conocidos, incluso para el público no aficionado a la música clásica, pero ¿qué ocurre con los compositores contemporáneos? La respuesta a esa pregunta es dura de pelar. No en vano, incluso la propia definición de la música contemporánea genera controversia entre la gente más versada, con sus corrientes y tendencias, con todo el peso de la vanguardia. Tan variopintas son las ideas que en los corrillos se habla de John Cage,compositor que se atrevió con una música en la que no se oye absolutamente nada, como es su canción 4,33 donde el silencio es el único protagonista durante los cuatro minutos y medio de duración. "¿Dónde está la música?", preguntan algunos. "En el público", responden otros. ¡Es la repanocha, amigos!

Viene a cuento esta historia en días como el de ayer, cuando el teatro Campos Elíseos acogió el concierto inaugural del XI Circuito de Música Contemporánea Musikagileak, puesto en pie con la colaboración de la Bilbao Orkestra Sinfonikoa (BOS), dirigida para la ocasión por la batuta del prestigioso director Jean Deroyer. El concierto mostró la riqueza de la música vasca de nueva creación con la interpretación de obras de María Eugenia Luc, Francisco Escudero (qepd), Gabriel Erkoreka, Jesus María Echeverría e Ignacio Ferrando. Son todos ellos nombres de apreciados prestigios y dos de ellos, Jesús e Ignacio, aprovecharon la ocasión para estrenar obra: Arravan, de Jesús Echeverría, y En la nada, de Ignacio Ferrando. Para completar el cuadro diré que del fallecido Francisco Escudero se interpretó Hojas de árbol, de Gabriel Erkoreka la obra Tramontana y de María Eugenia Luc, una pieza titulada Xi. Ahí tienen el programa.

En busca de dar respuesta a la pregunta que abre esta crónica el director general de la BOS, Ibon Aranbarri, la definía como "música para una inmensa minoría", añadiendo que "queda muy bien en el cine". Le escuchaban el director técnico, Borja Pujol. De esta y otras historias hablaban en la calle, a la espera de que la gente fuese llegando a la cita a cuentagotas por aquello de los accesos controlados. En este caso, en la entrada del teatro Campos tomaron la temperatura a todos los asistentes, lo que ralentizaba y aseguraba la llegada. No fue el único trastorno de gestión, habida cuenta que la BOS tuvo que reducir su plantel hasta los 40 integrantes para guardar el metro y medio de rigor en el escenario. Hubo dos descartes de antemano.

Musikalegiak es una asociación sin ánimo de lucro que tiene como objetivos el fomento y la promoción de la música vasca de todos los tiempos, con especial atención al realce de la obra de los creadores actuales como ayer se comprobó. Testigos del concierto que abre el ciclo de la temporada entrante fueron Karmelo Sainz de la Maza, Edurne Bilbao, Maricarmen Vélez, con el nombre así, escrito, leído y pronunciado de corrido; Ana Perona, María Almela, Iker Laredo, Itxaso Alfageme, Ramón Lazkano, José Luis Tovar, Juan Pablo Calderón, Marie Arvues, la artista arpista Marion Desjacques, María Pura Graña, Idoia Pastor, Ángel Ballesteros, Leire Etxegarai, Izaskun Astobieta, Chiara Etxegarai, María Jesús Ortega, José María Allende, Borja Acevedo, Mateo Alonso y un considerable aforo.

Haciendo puerta también se encontraban, antes de que Jean, el capitán de la BOS ayer, diese orden de zarpar, los percusionistas Narciso Gómez y Joaquín Carrascosa; el corno inglés Eduardo Benetó y el clarinete bajo, Luis Alberto Requejo; la cantante de jazz Patricia Olmos, Begoña Zudaire, Olatz Mendizabal, Gorka Iturriaga y un buen número de gente amante de la música en tal grado que son capaces de sentir la música contemporánea en toda la expresión de sus melodías. No sé si la de Cage también pero no me atreví a preguntar.

Concierto inaugural del XI Circuito de Música Contemporánea Musikagileak a cargo de la BOS en el teatro Campos

Presentaron obras nuevas de María Eugenia Luc, Francisco Escudero, Gabriel Erkoreka, Jesús Echeverría e Ignacio Ferrando