MARURI-JATABE. Según informó ayer el Consorcio de Aguas, los primeros vecinos en quedarse sin agua corriente fueron los vecinos de Urduliz “desde las 11.00 horas” y, posteriormente los de Sopela. Ambas localidades fueron las más afectadas por la avería. Ya por la tarde, de manera progresiva, fueron recuperando el abastecimiento en sus grifos.

El problema surgió cuando “a las 22.00 horas de este pasado lunes se produjo un problema en la regulación de la válvula de entrada al depósito de agua de Kurkudi, en Leioa. Durante toda la noche se ha trabajado en la reparación y se han llevado a cabo maniobras en la red para evitar situaciones de desabastecimiento”, señalaron las mismas fuentes.

A medida que se fueron vaciando varios depósitos principales, “desde aproximadamente las 11.00 horas” de ayer martes se fue notando una falta en el suministro de varios municipios.

Ayer, la entidad consorciada trabajó para restablecer el suministro, lo que podría “generar algún episodio puntual de turbidez” -advirtieron-, por lo que recomendaron “no utilizar el agua del grifo para consumo humano en esos casos, aunque puede usarse para cualquier otra tarea doméstica”. Como medida de apoyo se enviaron “dos camiones cisterna con 11.000 litros de agua potable a las zonas de mayor población para cubrir necesidades apremiantes”, destacaron.

El corte del suministro, además de afectar a las viviendas de los diferentes municipios, generó importantes problemas en los establecimientos hosteleros, llegando incluso a tener que cerrar ante la falta de suministro de agua. No obstante, los que no bajaron la persiana tuvieron que trabajar “bajo mínimos”. “Sin cafetera, ni lavavajillas, ni máquina de hielo, los baños cerrados, la vajilla sin poder reponer ni limpiar, etc. Encima el peor día que podía haber pasado”, relató uno de los hosteleros urduliztarras afectados.

Piscinas cerradas También se registraron algunas complicaciones en las piscinas de Maruri-Jatabe que por la mañana pudieron abrir las instalaciones. No obstante, a las 17.00 horas decidieron cerrar sus puertas. “Es imposible que sigamos manteniéndolas abiertas. No tenemos duchas, ni baños ni nada, tenemos que cerrar”, explicó a DEIA el responsable de la gestión de esta infraestructura municipal, que tuvo que dejar a sus bañistas sin los últimos chapuzones. Al cierre de esta edición, el agua estaba volviendo a los hogares, pero de forma paulatina. Muchos vecinos la empezaron a recibir ya entrada la noche.

El Consorcio de Aguas abrió el teléfono 94 487 31 87 para recibir las dudas de los afectados.