SOBRE el escenario Jon Karla Menoio y Natxo Urkixo, en nombre de los diferentes gobiernos locales de EAJ-PNV y de la izquierda abertzale en Laudio. Junto a ellos, Eduardo Aguinaco, diputado de Agricultura de Araba. También representantes de los Amigos del Cuto de Artajona, la Orden del Cuto Divino de Tafalla y de Bilboco Academia del Cerdo Txarriduna. Y en el centro, las dos mujeres baserritarras protagonistas de la jornada: Mª Sol Respaldiza, del caserío Ostenko; y Begoña Unzaga, de Andiko Baserria.

Son las entidades y personas que recibieron ayer un homenaje de la organización y el público asistente a la XXV edición de la Feria de San Blas laudioarra, un evento que nació el 5 de febrero de 1994 con la demostración, a las 17.30 horas en el centro de una herriko plaza, de una sencilla txarriboda para poner en valor y dar a conocer a las nuevas generaciones el rito de la matanza. Un cuarto de siglo después, se ha convertido en una de las principales ferias del año en la comarca y ante esta efeméride tan especial “hemos querido reconocer a las cofradías y agrupaciones que, como nosotros, también promocionan el cerdo y a las administraciones que nos han apoyado en esta andadura”, explicó Txus Corredor, portavoz de Kukutxe San Blas Elkartea, organizadora del festejo.

Fue el acto que prácticamente clausuró el programa que acogió la plaza Aldai y que se abrió a las 10.00 horas con la bendición de cordones por parte del párroco Don Ciriaco. “El año pasado batimos el récord de ventas con unas 5.000 unidades y esperamos repetir esas cifras”, indicaron desde el punto de venta sin dejar de atender a la numerosa clientela. El tradicional mercado alimenticio y artesanal volvió a tomar gran parte del recinto festivo “a pesar de las ausencias porque el temporal ha impedido la llegada de varios productores, sobre todo de Navarra”, lamentó Corredor que aludió también a las fuertes rachas de viento de primera hora de la mañana “que han tirado algún puesto y han obligado a reubicar todo”.

En torno a las 12.00 horas hizo acto de presencia, a bordo de una grúa y ya quemado y raspado, Terencio XI, el cerdo criado en el caserío Ostenko, que se rifa y protagoniza el juego peso-quiniela. La jornada contó también con el concurso de txarripatas al que se presentaron 30 cazuelas y ganó el Txoko Berganza de Amurrio, el certamen de varas de avellano con 9 participantes y que se llevó Emilio Irazona, de Okondo, y las actuaciones de Itxarkundia Dantza Taldea y los Arlotes. Y como novedad, también hubo una exposición de fotos con los baserritarras homenajeados en estos 25 años junto a su caserío.